"NUESTROS
HIJOS DE PUTA" (1)
Fue Franklin Delano Roosevelt, dos veces
gobernador de Nueva York y el único presidente de los Estados Unidos de
Norteamérica elegido por cuatro períodos consecutivos, el que enfrentó la
"Gran Depresión" que devino a partir de octubre de 1929 (el viernes
negro), el de la política del "New Deal" (nuevo reparto) con medidas
como promulgación de los derechos laborales, aumento de impuestos a los más
ricos, control de las empresas privadas de servicios públicos, préstamos
hipotecarios a los agricultores, regulación e inspecciones a los bancos, ley de
recuperación industrial, ley antimonopolios etc. todas dirigidas a levantar
social y económicamente a EEUU, que culminó finalmente en el "Estado de
bienestar", y a pesar de la cerrada oposición del partido Republicano y la
Corte Suprema de Justicia que lograron frenar otros cambios propuestos
por el presidente. Fue él quien declaró la guerra al Eje después de Pearl
Harbor en 1941, el que reconoció a la Unión Soviética en el 33, el que impulsó
la creación de la ONU, el presidente "buen vecino", el del "Día
D" del 6 de junio de 1944. Pero también fue él quien dijo —en relación a
los despiadados dictadores latinoamericanos funcionales a los intereses
norteamericanos y en colisión con los intereses de sus propios países—: "Nuestros hijos de puta"; refiriéndose, entre otros, a Rafael Leonidas Trujillo Molina, el sangriento dictador de República Dominicana (1930-1961), egresado de La Academia Militar norteamericana en Santo Domingo, el autor de la "Masacre del Perejil" con la muerte de más de 20 mil haitianos de la frontera a quienes,para identificarlos, los obligaban a pronunciar la palabra "perejil" muy difícil articular para los vecinos con su idioma francés y la condena a muerte consecuente. En un extraño rapto de valentía , nacionalizó el Puerto en manos de EE.UU., pago la deuda externa, cerro el Citybank y creo el Banco Central Dominicano... En la misma
categoría, pero en versión "nuevos dictadores militares", surgieron
el general Stroessner, el general Onganía, el general Pinochet, el general
Videla, el general Castelo Branco, el general Viola, el general Galtieri, el
general Ríos Montt, el general Banzer entre otros, muchos de ellos militares
graduados -¿lavados de cerebro para responder a los mandatos de EE.UU?-: en la
Escuela de las Américas del Ejército Norteamericano en Panamá. En la versión
"economistas argentinos" lo serían: Martínez de Hoz, Machinea, Sourrouil,
Cavallo, Fernández, López Murphy y varios más, algunos titulados en la escuela
económica neoliberal norteamericana de la mano de los "Chicago Boy".
En versión "presidentes latinoamericanos": León Febres Cordero de Ecuador, Salinas
de Gortari de México, los Frei de Chile, de la Rua de Argentina, Fujimori de Perú, Cerezo de Guatemala, Carlos Andrés Pérez de Venezuela, Abdala
Buccaram de Ecuador, Sánchez de Lozada de Bolivia (con impronta y tonalidad anglosajona), Batlle de Uruguay, Roberto Micheletti de Honduras, Ernesto Zedillo de México, Sebastián Piñero de Chile, Lenin Moreno de Ecuador, Álvaro Uribe de Colombia, Iván Duque de Colombia, Vicente Fox de Mexico, Jeanine Añez de Bolivia, etc. y los "top model" Carlos Saúl Menem el gran corneta y Jair Bolsonaro de metralleta; ahora incorporados los pastores del Movimiento Pentecostal (hacedores de Trump en EE.UU.) como Luis Fernando Camacho de Bolivia o Milton Ribeiro de Brasil: ¿serían los abanderados de la cruzada "nuestros hijos de puta"? En 1998 la inefable Margaret Thatcher, en una impresionante cabriola, prometió
defender a Pinochet (socio en el comercio de armas de su esposo, mister Dennis)
en el mismísimo congreso del partido conservador británico. En ese baile, pero
en otros ámbitos, también participaron la crema y nata del establishment de los
norteamericanos como por ejemplo, Henry Kissinger (instigador del golpe de
estado pinochetista, de otros desajustes políticos en Hispanoamérica y abogado
de la empresa que pretendió cobrarles a los argentinos más de mil millones de
dólares por algunas diferencias o reajustes finales en la represa Yacyretá;
apenas "bagatelas") o George Bush padre, fundamentalista religioso y
violador de Panamá (el mismo que inició las "relaciones carnales" con
un ministro de Relaciones Exteriores del cono sur), Donald Trump... Todos, al fin, responsables
directos en décadas pasadas de la pléyade de dictadores militares y, más
recientemente, de los cleptócratas políticos en nuestras latinas naciones. Ahora son incorporados "Evangélicos" con casas centrales en EE.UU., como Milton Ribeiro y una pléyade de predicadores dispersos por toda América Latina y el Caribe. En
definitiva, ¿"nuestros hijos de puta" de los años 70, 80, 90, 2000…? Los tiempos
cambian: la globalización impone a los países del tercer mundo que abran, aún
más, sus puertas a los capitales especulativos y a las manufacturas con gran
valor agregado que vienen de las fábricas del primer mundo (el valor agregado
de una tonelada de súper computadoras de última generación es de 4.500.000
dólares) a cambio de las materias primas con escuálidos precios de nuestros
países (el valor agregado de una tonelada de soja es de 300/400 dólares). Para
esto, naturalmente, en los 90 ya no convinieron militares con arrestos
nacionalistas. Son mejores, en estas instancias, funcionarios en permanentes
campañas electorales, muy necesitados de acumular los ingentes caudales
provistos por USA (vía endeudamiento) y la incuestionable participación de los principales medios de comunicación . Elementos vitales para seguir en carrera
política; de paso y cañazo, alimentar las cuentas numeradas de algunos
discretos bancos primermundistas y los ya famosos "fondos de Inversión". Tascando, así, jubilaciones millonarias, al
estilo de la del ex ministro de defensa Camilión. Por todo ello, más que
agradecidos, genuflexos y obedientes hasta el hartazgo. De allí la colosal
deuda externa imposible de pagar para ningún estado nacional por debajo del Río
Bravo del Norte. Como contrapartida, nada; sólo deuda. En todo caso, el destino
final de esos dineros es el de sus orígenes: son robados y ocultos por la
"dirigencia" en las sucursales que los Bancos tienen en los
"paraísos fiscales" (los mismísimos que los "prestaron" a
tasas usurarias). Si hay alguna duda, pregúntenle al Comité del Senado de EEUU
acerca de los caudales encontrados en un banco de Washington, pertenecientes al
general Pinochet y su esposa..
Como los del dicho de Roosevelt… Para el caso de "Augustus", también
los tiempos cambiaron. De ex Emperador chileno pasó a Jefe de los uniformados,
luego a Senador perpetuo (como ex "presidente") de la Nación, "Amnésico Sistémico" y, finalmente,
muerto ilustre con pompa militar.. Nadie en Chile, hasta que el Juez Julio
Guzmán (2), en el inicio democrático y con algún poder de decisión pudo contra él.
Pero en Europa le fue distinto: ni los servicios prestados a cambio de divisas,
ni los oropeles del poder, ni los dólares rapiñados en las arcas del Estado
chileno le sirvieron. Indignidad de un general de figurilla: cayó preso,
acurrucado de miedo entre las sábanas de una clínica de Londres y bajo el
control de los "bobeéis" de Scotland Yard, acusado de cometer delitos
de lesa humanidad. Lo que no calculó estratégicamente el general, antes de
viajar a Inglaterra (para operarse de una simple hernia de disco lumbar que lo
incomodaba en las paradas militares), fue que el muro de Berlín había caído
hacía ya más de una década y ahora, sin guerra fría y con países súper
endeudados luego de tanta rapiña, se desempolvó y tomó nuevo vigor el principio
de justicia internacional nacido en Nüremberg. Principio, al parecer, redivivos aun ante
tantas globalizaciones. Tampoco pensó, para peor de sus males, que en España,
sin el dictador Francisco Franco, hay justicia algo más independiente y una
integración a la Comunidad Europea que la obliga a observar , en cierto
sentido, los derechos humanos ante países de poderes más independientes -y
algunos jueces impolutos-. Este don Baltasar —no rey de pesebre, sino Juez—,
durante años, fastidió a los ex generales argentinos, chilenos, uruguayos,
brasileños y paraguayo del "Plan Cóndor" (aunque tratò de escarbar las fosas comunes del
franquismo ante la cerrada oposición de los sin memoria) y pretendiò juzgarlos
por genocidio, terrorismo y torturas perpetrados a ciudadanos españoles. La
respuesta, encubridora a Pinochet, del entonces presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle,
fue amenazar no sólo a los jefes de estado de Inglaterra y España, sino también
a los empresarios españoles para que violen sus propias justicias; de lo
contrario, no compraría submarinos españoles, entre otras cosas. También
pretendió boicotear a la programada “Cumbre Iberoamericana” de aquellos días.
Chantaje directo al rey Juan Carlos, quien por muchísimo menos de lo que hizo
el general chileno –y para salvar su propia ropa-, encarceló en 1981 al
teniente coronel Antonio Tejero Molina en el castillo de San Fernando, en la
frontera con Francia; quien quiso dar un golpe de estado. Así de simple: Frei, un presidente de la constitución,
defendió al gran violador de la constitución. Como ocurrió y ocurre por estas
tierras desesperadamente violadas: con balas antes, con hambres ahora y a través de los medios de comunicación con mentiras y mentirosos importantes ("Miente, miente, miente, que algo quedarà"). Para
entender mejor la cosa, deberíamos recordar que en el primer Tedeum celebrado
en la Catedral de Santiago de Chile, luego del golpe de estado de 1973, con la
presencia augusta del consagrado "Imperator" Pinochet en calidad ya de dictador; en la segunda fila se alinearon sumisamente, el ex presidente Eduardo Frei
Montalba y el futuro presidente, su hijo Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Le haya
gustado o no al democristiano gobernante y a su canciller, Juan Gabriel Valdés
(ex embajador en España, ex cristiano, finalmente devenido en socialista), el
juez español Baltasar Garzón y el Dr. Juan Guzmán Tapia (2) Juez en Chile, terminaron siendo los más democrático de los chilenos
y pretendieron poner en su lugar las cosas: los golpistas y asesinos, a la cárcel.
El poderoso general -senador vitalicio durante la presidencia de Frei Ruiz- fue destronado y preso en el mismísimo reino, el de sus
amores (Gran Bretaña) y, para peor, dentro de la cama, implorando justamente los derechos que
vulneró hasta el hartazgo: los humanos. Al final de sus días, indignidades y
cobardías. Gracias a los jueces, el español y el chileno, por primera vez en décadas en Chile, la
justicia comenzó a funcionar: cuarenta y dos querellas contra el
general -senador vitalicio- y cárcel para el responsable del asesinato de setenta
y dos presos políticos: el general Sergio Arellano Stark, tristemente célebre
por su famosa "caravana de la muerte". La Suprema Corte de Justicia
Chilena admite ahora que, a pesar de la amnistía, los responsables de las
desapariciones deben ser juzgados por la figura de "secuestro
perpetuo". Finalmente, el gobierno inglés no preservó la independencia de
su justicia, no resistió las presiones y el chantaje de sus amigos
latinoamericanos: el, por entonces, ministro del interior británico Jack Straw
decretó que por "causas humanitarias" y atendiendo a su
"senilidad cerebral", el (despabilado) "Imperator" Augusto debía volver
al regazo que le ofrecía el saliente presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle (hijo
de Eduardo Frei Montalva, el presidente que promovió el estrellato generalicio de Augusto), para pasar a tener también
los ingleses: "nuestros hijos de puta". La cosa se completa: el general
desmemoriado no recordó cuando, como, ni donde depositó ciertos dinerillos que
seguramente le sobraron (de algún vuelto cuando su madre lo mandaba a comprar
azúcar en el almacén de la esquina); la ganga de 8.000.000 de dólares
norteamericanos en el Riggs Bank de Washington y otra ganga de 12.000.000 en la
sucursal en Miami del mismo banco con su ya famosa “timba” financiera
—seguramente lo visible del iceberg—. De nuevo en el general apareció la
senilidad cerebral. Siempre igual para este miserable cobarde sin atenuantes:
no supo, no respondió, estuvo enfermo, no recordó y, buscó las sábanas o
embozos para esconderse al momento de tener que dar cuentas de sus actos. Ese
dinero está allí porque sí, nadie sabe nada, ni siquiera quienes tendrían que heredarlo,
sus hijos —como el caso de Marco Antonio—; ahora también millonarios y que
ostentan, paradójicamente, egregios nombres romanos; precisamente de aquellos
cuyo fin era el de representar al pueblo en el Estado y que para dar de si,
debieron, dignamente, realizar el "cursus honorem". Finalmente, don
Augusto pensó también en el futuro de sus parientes más próximos. Convertido en
Caja de Jubilaciones y Pensiones, repartió mensualmente, durante más de una
década, 4.000 dólares por mes a cada hijo y 15.000 para su mujer. Naturalmente
como provinieron de la madriguera, no pagan impuestos. Descubierta la maña,
dijo doña que honraría la deuda después de los funerales de su amado esposo.
Muero el Rey, vivan los ahorros. El indigno Augusto, general asesino, resultó
también gran ratero de guante blanco. Finalmente nos relató la crónica
periodista internacional que el engañador, en la titularidad de sus ocultos
"ahorros" afuera de Chile, ¡aparecía con un alias!; para los
depósitos bancarios de Miami (de 12.000.000 de dólares, algunos provenientes de
"aportes" de USA y otros robados directamente a los rotos chilenos),
el sangriento general, y gran ganzúa, ocultò su identidad y cambió su nombre y apellido por el
seudónimo: ¡¡EL ZORRO ROJO!!: Sentencia autobiográfica.
¡Será Justicia!
¡Será Justicia!
(1). Narra la historia, que en una reunión de gabinete encabezada por el presidente de los EE.UU. Franklin Delano Roosevelt, escuchò de su ministro refiriéndose a los sangrientos presidentes latinoamericanos -leal a los dictados de Estados Unidos- como: "Ese hijo de Puta"; a lo que el Presidente Roosevelt lo corrigió, generalizando: "Querrá decir NUESTROS hijos de Puta".
(2) Dr. Juan Guzmán Tapia, Juez chileno; fallecido en enero de 2021 a los 81 años de edad. Designado en 1998 para indagar múltiples causas relacionadas con la "Caravana de la Muerte". Profesor y Decano de La Universidad, llevaba a sus alumnos a conocer "Villa Grimaldi" (Av. Jose Arrieta 8.401, Comuna Preña Flor, Santiago de Chile), un brutal centro de torturas pinochetista; es quien, en 2000, desafuera a Pinochet de su banca de "Senador vitalicio" (como ex presidente) en la incipiente democracia, cargo que ocupa luego de ser derrotado.
El Juez Guzmán es autor del libro: "En el Borde del Mundo...". Nació en El Salvador en 1939, hijo del poeta salvadoreño Juan Guzmán Cruchaga.
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