Taburete despiadado










Taburete despiadado



            1976, año aciago para la República Argentina…

            Cumplo mi pasantía en el Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Gutiérrez de Buenos Aires, con el necesario oxígeno de su Jefe, el Dr. Juan Cruz Derqui.

            Mi compañero de dormitorio es Francisco Camacho, médico boliviano (sobrino del mítico gremialista trotskista Lechin Oquendo (1)) y cuyo historial de galeno se inició en la selva boliviana, siguió en China y remató, finalmente, en Buenos Aires.



            Los sábados por las tardes y los domingos son las treguas que nos permitimos después de semanas, sin respiro. Al atardecer del sábado 14 de agosto concurrimos al Teatro “San Martín”. En la explanada posterior, sobre la calle Sarmiento, con entrada gratuita, elegimos la cola más larga, garantía de un buen espectáculo. Nos tocará, por suerte, escuchar a una muy joven y excepcional pianista: Alicia Weingarten.

            Subimos al 6º piso. Está todo listo para el recital. Aparece, tímida, la novel concertista. El saludo, los aplausos… Se aproxima al piano y pretende sentarse en el taburete pero no lo logra: resulta muy alto y,  entonces, inicia un trabajoso intento por adecuarlo a su estatura. El asiento no se rinde, las tentativas se repiten y la concurrencia, callada, contempla el impensado espectáculo; pasan los minutos y el problema no se resuelve. Yo, sentado en la última hilera de asientos, no salgo de mi asombro: la sala está llena de porteños -argentinos con muchas famas, una de ellas es su extrovertida impulsividad y, otra, la imperiosa necesidad de protagonismo- pero siguen apocados, apoltronados, silenciosos, mientras la “figura” se debate infructuosa en una batalla sin cuartel. En un arranque de valentía –yo, un humilde provinciano “payuca” de Jujuy, y con famas distintas- me levanto y camino entre los espectadores, subo al escenario y concluyo la disputa entre la  pianista adolescente y el taburete. (2)



            Alicia, sigo dispuesto a socorrerte, en cualquier circunstancia, y a pesar de los porteños…



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(1) “Juan Lechín Oquendo fue un destacado líder sindical y Secretario General de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia desde 1944 a 1987.” Wikipedia

(2) Compositora, concertista, docente. Recibió numerosas distinciones en Europa, EE.UU. y Argentina.