“Doña CHEPA"
Síntesis
Julio Argentino Linares, nació en
Salta, el 9 de julio de 1905 y murió el 22 de julio de 1989 en la capital de
Córdoba a los 84 años de edad; vivió gran parte de su existencia en San
Salvador de Jujuy (calle Lavalle 275, casa que heredó de sus antepasados Eguren
y Blas); fue médico clínico, obstetra y trabajó en el Hospital San Roque. Luego
de jubilarse se radicó, con toda la familia, en la ciudad de Córdoba de donde
era oriunda su esposa (calle Paraná 678 y finalmente en Marcos Sastre y
Martiniano Leguizamón ). Pocos meses antes de su fallecimiento, y en ocasión de
visitarlo en Córdoba, tuve con él, durante varios días, unas largas e intensas
conversaciones. Antes de aquella oportunidad, no fue muy afecto a contar lo
poco que, por su escasa edad, su padre había logrado trasmitirle acerca de la
familia Linares originaria de Sucre, Bolivia. Pareciera haber sido una especie
de secreto familiar o un: "De eso no se habla”.
Me explicaba este silencio por el hecho de que mi abuelo, José Felipe Linares
Castro, graduado de abogado en la Universidad Mayor “San Francisco Xavier” de
Sucre en 1891; radicado en Salta ocho años después. Casó con María Ovejero
Blas y falleció el 25 de agosto de 1921 en S. S. de Jujuy, cuando mi padre sólo
contaba 16 años de edad, truncándose así, prematuramente, el principal vínculo
con Bolivia. Desde entonces — y por pocos años— fueron muy esporádicos los
contactos epistolares de Julio Argentino con sus raíces sucreñas (básicamente,
con una tía monja, Francisca Linares, que murió en Tarija), para desaparecer
totalmente a partir de la década de 1920.
En aquellas largas pláticas que
mantuve con mi padre, poco antes de su fallecimiento, es donde surgieron
elementos sorprendentes que me llevaron a indagar, “in situ” -Llanes (Asturias,
España), Sucre y Potosí- sobre mis raíces españolas, bolivianas, argentinas y
las circunstancias que las rodearon. Una de las cuestiones más intrigantes fue
el hecho de que Mariano Cornelio Cipriano Linares Rivas, artista pintor, hijo
legítimo y primogénito del Dr. Mariano Linares Lizarazu, fuera rechazado por su
familia paterna al punto de ser excluido social y económicamente, situación
que, con seguridad, les dejó a él y a su hijo José Felipe (mi abuelo, quien
finalmente emigró a la Argentina), una impronta indeleble en aquella cerrada
sociedad de Sucre con protagonistas de tanta enjundia; cuestión que mi padre me
reveló.
Al parecer, y según la tradición
oral familiar, el conflicto fue generado por su abuela, el personaje más relevante
de entonces, dentro y fuera de la familia, en la ciudad de Chuquisaca (Sucre): doña
María Josefa Romualda Lizarazu, casada con Josè Bruno de Linares y Bustillo (a),
conocida como “Doña Chepa”, públicamente considerada la
Tercera Condesa de Casa Real de la Moneda, quien quiso ignorar a su primer
nieto varón, Mariano Cipriano Cornelio Linares Rivas. Heredera de extensos y
ricos territorios, además de una fuerte prosapia que puede rastrearse —en forma
directa— hasta fines del 600 con Iñigo Jiménez, rey de Navarra, y Roberto I,
rey de Francia, y de allí en adelante —en sucesión continua de padre a
hijo— por lo menos con dieciocho reyes de la casa de Borbón y de
Champagne. Finalmente se entroncaba con los Condes de Beaumont a partir del
Infante Luis de Beaumont (hijo de Juana II de Navarra y de Felipe III de
Evreux), los Vizcondes de Arberoa y los Barones de Beorlegui; para concluir con
el otorgamiento —por parte del Virrey del Perú, Manso de Velasco y confirmado
en 1752 por el Rey Fernando VI— del título de “Conde de Casa Real de la
Moneda”, el 22 de febrero de 1753, a don Juan Josseph Carlos de Lizarazu
Beaumont de Navarra Centeno y Fernández de Heredia, Caballero de la Orden de
Carlos III, padre de doña María Josefa Romualda Lizarazu de Linares
(“Doña Chepa”), en reconocimiento por los servicios prestados al Virrey del
Perú en la Casa de la Moneda de Potosí.
Al fallecimiento del primer
Conde de Casa Real de la Moneda, heredó el título su hijo primogénito Phelipe
Bartohollomé Pedro Josseph de Lizarazu Beaumont de Navarra y Lisperguer,
Tesorero Propietario de la Casa de la Moneda de Potosí y
Regidor Perpetuo de su Cabildo, quien falleció, sin sucesión, el 17 de
diciembre de 1818. Suponemos que, con aquel título, debió ser favorecida como
tercera Condesa, Doña María del Carmen (1772 – 1845), hermana de Phelipe
Bartohollomé, empedernida jugadora de naipes que, luego de dos fallidos
matrimonios, tuvo cinco hijos naturales, cuestión que interrumpía la sucesión
o, directamente, invalidaba cualquier pretensión. En consecuencia, a su muerte
en 1845, la distinción debió corresponderles, sucesivamente, a su hermana doña
María Josefa Romualda Lizarazu de Linares (“Doña Chepa”, 1780 – 1858) y, en
segundo lugar, a su hijo mayor, el Dr. José María Linares Lizarazu (1808 –
1861), primer Presidente civil de Bolivia y principal líder de la causa
republicana boliviana (1) . Esto hizo imposible, naturalmente, que
aceptara un título nobiliario vinculado al pasado virreinal de Bolivia.
Doña María Josefa Romualda de
Lizarazu Beaumont de Navarra y Lisperguer de Linares (“Doña Chepa”, tatarabuela
de Julio Argentino y quinta abuela del arquitecto Julio Ernesto Linares
Quintana) no perfeccionó la documentación para acceder al codiciado título, el
que quedó vacante durante cien años.
En el año 1918, un espabilado
español, Don Lucio Elio y Coig, magnífico ausente en los avatares de Potosí y
su Cerro Rico, rebuscando un remoto parentesco retrospectivo con los Lizarazu
en la línea materna del 4º abuelo del primer Conde de Casa Real, allá por
el año 1540 —es decir ¡206 años antes del otorgamiento del título! y ajeno
históricamente a toda justificación— reclamó para sí, ante el silencio de la
prole sudamericana, a un Juez español, el olvidado título. Solicitó, además,
que la denominación fuese simplemente “Conde de Casa Real”, suprimiendo
“de la Moneda”, alusión inequívoca a las motivaciones absolutamente potosinas
de su creación y las que, naturalmente, no le concernían. A esta última
pretendida quita, el Juez no hizo lugar.
Actualmente (2012), detenta el
título “boliviano” el madrileño embajador de España en Inglaterra Don Carlos
Miranda y Elio; nacido el 27 de febrero de 1943. ¿Conocerá el diplomático la República de Bolivia?
¿Tendrá, al menos, una somera idea de la historia Virreinal del Perú y del Río
de la Plata o de los avatares de aquellas épocas, motivo del otorgamiento del
título? ¿Sabrá quién fue “Doña Chepa”? ¿Percibirá el actual Conde de Casa Real
de la Moneda (de Potosí) qué significa y a qué idioma pertenecen
las palabras “aíllo” o “ ayllu” o “cantuta” o “acullico” o “quipu” o “Antisuyo,
Chincanisuyo, Contisuyo y Collasuyo”? ¿Tendrá una somera idea de la cantidad de
nativos muertos por el trabajo esclavo en aquella mina –el Cerro Rico- para
extraer el mineral de plata que cebó la Casa de la Moneda de Potosí, donde se
acuñaron monedas de plata en cantidades descomunales, enviada -en su mayor
parte- para alimentar la codicia de los Reyes de España, y el holocausto
que ello significó.
Pero, para poder entender qué es lo
que pasó verdaderamente por aquellos tiempos y a quiénes, ciertamente, les
correspondería el olvidado título nobiliario, debemos primero recrear: la
personalidad, el entorno y la herencia inmobiliaria de doña María Josefa
Romualda; quienes fueron Mariano y su hijo primogénito Mariano Cornelio
Cipriano y, finalmente, aportar la prueba. Para ello, transcribiré algunos
pasajes de la vida sucreña que pintan el perfil de “Doña Chepa”, como
quizás debió hacerlo su nieto primogénito, el pintor.
La personalidad:
Narra el historiador Don Nicanor
Arana Urioste en su libro “Linares, Patricio Cristiano” lo
siguiente:
“Don Mariano Linares había
contraído segundas (o terceras) nupcias con doña Benedicta Romero Rivero en el
año 1862 (a los 53 años de edad), estableciendo su hogar junto a su madre, la
Condesa de Casa Real, en la casona que ésta poseía en Sucre...”. “Era de fama
en la ciudad el carácter dominante de doña Josefa (“Doña Chepa”), con quien no
se avino ni entendió la recién desposada, cuya situación resultaba apocada
frente a la avasalladora desenvoltura de su suegra”.
“Llegó a conocimiento del padre de
doña Benedicta la situación deprimente en que ésta se encontraba frente a la
prepotencia de `Doña Chepa’ y, como el señor Romero tampoco carecía de pujos y
altanerías, un buen día, cuando doña Benedicta volvía de misa, muy de
madrugada, se le aproximó uno de los viejos y conocidos servidores de su padre,
llamándola con urgencia en su nombre; intrigada por la curiosidad y sumisa, se
dirigió a la inmediata esquina —que actualmente queda en la intersección
de las calles Colón y Argentina—. Cuál no sería su sorpresa al ser recibida por
su padre que, sin pérdida de tiempo, le ordenó subir en la cabalgadura que
tenía lista junto a la suya y, sin más trámite, se la llevó a vivir en la
apartada finca que poseía en el Departamento de Potosí. Quedó así doña
Benedicta separada de hecho de su esposo, don Mariano, quien por uno u otro
motivo hubo de conformarse con lo sucedido, ya que en aquellos tiempos
es evidente que la potestad marital —y aun la jurisdicción de los mismos
jueces— sólo llegaba hasta los umbrales de las puertas de las casonas...”.
Esta situación duró más de diez años, desde 1848 hasta mayo de 1859 cuando
-fallecida Doña Josefa Romualda el 18 de septiembre de 1858- José María
Linares, hermano de Mariano y por entonces Presidente de Bolivia (1857-1861),
lo urgió a recomponer su matrimonio con doña Benedicta Romero Rivero en
consideración a la “ausencia obligada” de la expirada “Doña Chepa”.
El entorno.
El Dr. Nicanor Arana Urioste
también nos cuenta: “Todo el país, por lo demás, mantenía sus estratos sociales
con la rigidez adquirida en su estructura por obra de la conquista española y
de la sujeción de la inmensa mayoría de la población aborigen...”
“La institución española que sobrevivió en las Indias, con referencia a la
organización de la familia desde el punto de vista económico, fue el mayorazgo
que, a principios de la República, todavía conserva su influencia, otorgando al
mayor de los hijos varones de una familia preeminencia sobre sus hermanos, al
menos cuando se trataba de la propiedad rústica. El mayorazgo crea la
institución destinada a conservar la tierra evitando su disgregación en
desmedro de la producción agrícola y de la unidad de la familia. El hermano
mayor continuaba invistiendo parte de la autoridad paterna y su derecho de
primogenitura daba lugar a verdaderos privilegios que, por ser tales, no podían
ser aceptados como justos por el liberalismo de la época, razón por la que
fueron abolidos una vez constituida la República; pero mantenía mucho de su
prestigio en las costumbres y en una familia de terratenientes, como era la de
la Condesa viuda, quien hizo sentir su influencia moral más que legal, debido
también a la temprana desaparición de don José Bruno de Linares (su esposo)...”
Propiedades.
Manuel Frontaura Argandoña, en su
libro “El Dictador Linares”, nos cuenta en referencia a José María
Linares, futuro Presidente de Bolivia: “De este modo, es un republicano
consciente; olvida sus títulos nobiliarios y es y será, nada más ni nada menos,
que el ciudadano José María Linares, a secas. Es económicamente libre, porque
sus propiedades agrícolas le dan renta suficiente para vivir en la abundancia,
amén de que las de España están por recobrarse. Es ideológicamente libre y
señor de sus actos porque el cordón de la conveniencia económica o de prestigio
personal no le amarran; en ese momento es el individuo que más blasones
universitarios ostenta en el nuevo país...”
“Tal vez por inspiración de su
madre cree llegado el momento de visitar la casona ancestral. Y se traslada a
España, donde encuentra enrevesados los intereses de la familia, difícil la
defensa de ellos, mal predispuestos a los magistrados de la Península para
ponerle en posesión de su heredad. Estudia leyes y se toga brillantemente,
reivindica su hacienda y hace la obligada peregrinación a Roma...” (1)
Dr. Mariano Linares
Lizarazu.
Al parecer, Don Mariano Linares
Lizarazu, mi tatarabuelo, era hombre prolífico, cuya intensa vida social lo
llevó a casarse (o relacionarse) con doña Jacinta Rivas, fruto de lo cual nació
su primer hijo a quien le puso su mismo nombre (Mariano) y que, en el remoto
supuesto de que no hubo matrimonio, legitimó como su primogénito: Mariano
Cipriano Cornelio Linares Rivas, en todo de acuerdo a lo normado por el
Derecho Romano, fuente de inspiración de la legislación occidental, cristiana y
virreinal. Es decir: dicho derecho, en el capítulo atinente a la patria
potestad y cuando se refiere al nacimiento y la legitimación, sostiene que los
hijos nacidos de concubinato, llamados “liberi naturales”, seguían
la condición de la madre, en virtud del hecho cierto de la procreación. Pero,
por influencia de las ideas cristianas, el derecho posclásico introdujo la
legitimación como medio jurídico por el cual el hijo natural alcanzaba la
calidad de legítimo, quedando sometido a la patria potestad. Para que dicha
legitimidad fuera válida era necesaria la presencia de determinados requisitos:
concepción fruto del concubinato, o sea, aquella relación permanente (tuvo un
segundo hijo: Mamerto, fallecido a edad temprana), distinta del matrimonio. No
era posible la legitimidad si los hijos eran adulterinos (si uno, u otro o los
dos padres eran ya casados) o incestuosos (nacido de padres parientes entre sí,
en grado prohibido). “El rescripto imperial fue el medio de legitimar en el
derecho Justiniano. Producía efectos plenos y de esta suerte el hijo entraba en
la familia del pater, sometiéndose a su potestad, con los
beneficios que acordaba la consanguinidad”. En el supuesto que no estuvieran
casados por la Iglesia, o que la documentación pertinente hubiese sido
destruida por influencia de “Doña. Chepa”, todas estas eran condiciones
que se dieron plenamente en la relación de Don Mariano y de Doña Jacinta;
y si de herencia nobiliaria o inmobiliaria se tratase, era Don Mariano Cornelio
Cipriano el primer heredero, le gustara o no a su abuela.
Mariano Cornelio Cipriano Linares Rivas.
En consecuencia, ingresaba al mundo
Mariano Cornelio Cipriano Linares Rivas (futuro artista
plástico -pintor-) el día 16 de septiembre (conmemoración, paradójicamente, de
dos defensores de perseguidos cristianos —lapsi— y finalmente
desterrados: el Papa San Cornelio y el Obispo de Cartago, San Cipriano) sin
poder saber todavía el año, porque no logramos encontrar la partida de
nacimiento en los registros de aquel período, hecho insólito y por lo menos
sospechoso. Sin embargo, nadie imaginó en la cerrada sociedad de “Doña Chepa”
que, más de ciento cincuenta años después de su fallecimiento, ya no haría
falta encontrar semejante testimonio; en el siglo XXI la situación de la procedencia
genética se resuelve concluyentemente con las determinaciones del ADN,
sustituyendo a los más genuinos documentos filiatorios
(desaparecidos misteriosamente por aquella época). En este caso, deberemos
apelar a la legendaria generosidad de doña Romualda —en una actitud de
grandeza post mortem— y ella podría ceder una minúscula parte de su
esqueleto a los fines del reconocimiento científico; yo me hago cargo de la
misma generosidad, por la parte de mi abuelo José Felipe Linares Castro,
fallecido a los 53 años de edad el 25 de agosto de 1921 y enterrado en el
cementerio de San Salvador de Jujuy; bisnieto directo de “Doña Chepa”. Es de
suponer que esta desaparición de la documentación, tiene como razón principal
cuestiones sociales y económicas.
Se inscribe, así, Mariano
Cipriano Cornelio Linares, en la línea sucesoria de la primogenitura y la
heredad, con plenos derechos de legitimidad. (2)
La prueba. (Se descubre el eslabón perdido).
En el año 1996 recibí una
gratificante respuesta —a una carta que yo enviara y en la que solicitaba algún
dato de mis parientes— del Dr. Joseph M. Barnadas, Director del
Archivo-Biblioteca “Monseñor Taborga” de Sucre. En ella transcribe:
“Mariano Cipriano Linares
español soltero é hijo lejítimo de D. Mariano Linares i
de Da. Jacinta Rivas vecinos de esta Ciudad i feligreses de esta Parroquia, con
Da. Regina Castro española soltera e hija lejítima de …”, como reza en la Partida de
Matrimonio de Mestizos y Españoles del libro Nº 14 del 15 de marzo de 1863, con
motivo del matrimonio celebrado en la Parroquia “Sagrario de Guadalupe”
en Sucre. Dicha respuesta concluye: “Sucre, 16 de octubre de 1996.
Certifico que son transcripciones fieles a los originales
correspondientes. (Firmado) Dr. Joseph M. Barnadas
DIRECTOR”; y con sello: Archivo Biblioteca
Arquidiocesanos “Monseñor Taborga” Sucre Bolivia.
Seguramente, Maria Josefa Romualda
(“Doña Chepa”) no atinó a desentrañar que en la línea directa de
nuestros parientes estaban ya presentes situaciones por lo menos
curiosas y, sin embargo, esos antepasados se sentaron en tronos:
Sancho III Garcés, rey de Navarra que tuvo con Sancha de Aibar un hijo natural;
Ramiro I, primer rey de Aragón (1035 – 1063); un nieto: Sancho V Ramírez,
rey de Navarra y Aragón (1076 – 1094) y tres bisnietos: los reyes de Aragón:
Pedro I (1094 – 1104), Alfonso I (1104 – 1134) y Ramiro II el Monje (1134
– 1137). O de otra de las líneas familiares tambien directas, el caso de:
García III Sánchez, el de Nájera, Rey de Navarra (1035 – 1059), que tuvo un
hijo natural -con una mujer cuyo nombre no se supo-: el Infante Sancho, su hijo
Ramiro Sancho casado con Cristina (hija del Cid Campeador) y, a partir de
allí, los Reyes de Navarra: García IV Ramírez (1134 – 1150). Sancho VI
(1150 – 1194). Sancho VII (1194 – 1234). Teobaldo I (1234 – 1253). Teobaldo II
(1253 – 1270). Enrique I (1270 – 1274). Juana I (1274 – 1305). Juana II (1328 –
1349) y Luís, Conde de Beaumont y Evreux, casado con Juana de Durazzo.
Interesa recordar la rama de los
famosos Borbones, hoy presentes en el Reino de España: "El caso
de Carlos IV, casado con María Isabel de Parma quien tuvo 25 hijos, ninguno de
los cuales lo fue de su esposo". "O el de la reina Isabel II (de
España), casada con Francisco de Asís, quien no tuvo nunca relaciones con
su marido; pero se acostó con todo lo que se movía" (3)
. Sus hijos fueron doce, uno de ellos Alfonso XII, el bisabuelo de el Rey emérito
Juan Carlos I: ¿Los herederos trajinaremos algún cromosoma Borbón?
Al actual "contuso"
monarca emérito español, alguien le “rizo por siempre su cabellera amarilla”.
En este punto es bueno recordar al notable poeta cubano Nicolás Guillen:
LA ABUELA
Esta mujer angélica de ojos
septentrionales,
que vive atenta al ritmo de su
sangre europea,
ignora que en lo hondo de ese ritmo
golpea
un negro el parche duro de roncos
atabales.
Bajo la línea escueta de su nariz aguda,
la boca, en fino trazo, traza una
raya breve;
y no hay cuervo que manche la
geografía de nieve
de su carne, que fulge temblorosa y
desnuda.
¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;
boga en el agua viva que allí
dentro te fluye;
y ve pasando lirios, nelumbos,
lotos, rosas;
que ya verás, inquieto, junto a la
fresca orilla,
la dulce sombra oscura del abuelo
que huye:
el que rizó por siempre tu cabeza
amarilla
En Conclusión.
El título de “Conde de Casa Real de la Moneda” —si “Doña Chepa” lo
hubiera perfeccionado y descartada la heredad por parte de su primogénito, José
María, en razón de su posición política como líder anti monárquico y Presidente
Republicano de Bolivia— le hubiera correspondido al segundo hijo de doña
Romualda, el Dr. Mariano Linares Lizarazu y de allí, a su primer nieto
legítimo Don Mariano Cipriano Cornelio Linares Rivas, padre de José Felipe
Linares Castro, bisnieto de Romualda, primer hijo varón, abogado, quien
en marzo de 1896 iniciara trámites para radicarse definitivamente en la
República Argentina. Así llegamos a su tataranieto, el Dr. Julio Argentino
Linares Ovejero (tuvo hermanos fallecidos en la infancia). Luego al cuarto nieto primogénito, el Dr. Julio Alberto Linares Carranza, como quinto nieto al Arquitecto Julio Ernesto Linares Quintana (sin descendencia), de allí a su hermano el Dr. en Biología Mario Alfredo Linares Quintana y de él a su hija mayor Blanca Micaela Linares Moya, nacida en San Salvador de Jujuy el 16 de agosto de 2008; quién podría ser la legítima poseedora civilísima del título de Condesa de Casa Real de la Moneda.. Esta, seguramente, es la línea sucesoria de la hoy tan
disputada gracia (4) ; en el supuesto, claro está,
que interesara, a la familia Linares de Argentina, un título ajeno a nuestra
condición y convicción democrática-republicana.
En relación a las propiedades de
"Doña Chepa" fueron en gran parte reconcedidas dentro de la reforma
agraria ocurrida en la primera presidencia de Víctor Paz Estenssoro
(1952-1956)- (5) , y con el gobierno del Sr. Evo Morales (6)
las que quedaron.
Será justicia.
Inti Raymi 5.519 (21 de junio de
2012: solsticio de invierno).
(a) Jose Bruno de Linares y Bustillo, nacido en Llanes (Asturias) el 06-10-1759; bautizado el 13-10-1759. "Residente en la Villa y Corte de Madrid, Oficial de la Contaduría de Indias y Administrador de la Aduana de la Villa Imperial de Potosí; Noble de Sangre y Solar (expediente ganado en 05-12-1788). Hijo de Josè de Linares Moro y Gutierrez y de Marìa Antonia de Bustillo Moro y Fernàndez; Hidalgos de Llanes..."
(1) Propiedades: [Son demasiados los feudos,
resultando una lectura tediosa; sugiero pasar por alto e ir a (2)].
En la página de Internet de la familia Lizarazu de España encontramos, en
referencia a las propiedades virreinales, lo siguiente: “Debido
a la circunstancia de quedar sin herederos directos varios miembros de los
Lizarazu Beaumont y Navarra, se reunieron en la cabeza de Doña María Josefa
Romualda Lizarazu Beaumont y Navarra de Linares una notable cantidad de
propiedades rurales, además de las que directamente le correspondieron de sus
padres”.
“Podemos decir que las propiedades
de Doña Josefa, o sea el feudo de los Lizarazu Beaumont y Navarra, empezaba por
el norte en Agua de Castilla, sobre la línea férrea de Potosí a Río Mulato y
llegaba por el sur hasta la actual Provincia Méndez de Tarija. No era del todo
continua esa franja territorial, pero sí dentro de ella, la mayoría de las
mejores propiedades son las enumeradas”.
“Las propiedades de Cinti que
correspondieron a Don Mariano Linares, pertenecieron antes a Doña Francisca
López Nieto y Lisperguer (hermana de Doña Martina, primera condesa de Casa Real
de Moneda y segunda esposa del Conde don Juan Josseph Carlos de Lizarazu),
casada con Don Pedro de Ansoleaga, asesinado en S. Pedro Mártir por uno de sus
`negritos´. La única hija de dicho matrimonio, Doña Julia de Ansoleaga, casó
con el Brigadier Don Indalecio González de Socasa, que combatió en la batalla
de Salta contra las fuerzas patriotas de Belgrano. Viuda ya Doña Juliana,
encomendó la atención de sus propiedades a Don Juan Linares a quien, lejos de
habérselas obsequiado, mortificaba con sus exigencias e ingratitud, como consta
de la correspondencia del Presidente Linares; pero cuando dicha Doña Juliana se
puso gravemente enferma testó a favor de su sobrino Juan. Al fallecimiento de
éste en Jesús de Pilaya, dichas propiedades fueron heredadas por su madre Doña
Josefa y no llegaron a ser enajenadas por ésta, pasando, a su fallecimiento, a
Don Mariano Linares, entre cuyos hijos se repartieron. En 1954 fueron
asaltadas, a título de reforma agraria, las correspondientes a la familia de
Don José María Linares Romero y, mal informado el Ministro del ramo, declaró a
la prensa que se trataba de tierras arrebatadas a los indígenas durante el
gobierno de Don Mamerto Urriolagoytia. Además, las propiedades de valles
profundos, como son las del Río Grande, entre Chuquisaca y Cochabamba y Río
Pilaya, entre Chuquisaca y Tarija, nunca en la Bolivia andina fueron y ni aun
siquiera estuvieron pobladas por aborígenes debido a ser lugares malsanos, sino
por gentes descendientes de españoles y por mestizos blancoides, como se podía
comprobar hasta en los valles cercanos a ciudades como Sucre, y con mucha mayor
razón en regiones como las de Cinti y Tarija, análogas en su composición
etnográfica a la predominante en el Oriente de Bolivia. Ticala y Yani,
Conapaya, Cuchu Ingenio, Ingahuasi y anexo, Culpina y Santa Helena, La Lava,
San Diego y su ingenio, Ichuni y su ingenio, San Pedro de Porco, Cuchurani, La
Compañía, Colocolo de Miculpaya, Calahoyo en Porco, Parpaya, Porco, Pilaya y
sus anexos, Carapari de Cinti, Cerro Redondo, Lechera, Laramendi, Cedro Mayu y
Liquinas del Frente, Liquinas del Morro, Sacari o Palca del Molino, San Pedro
Mártir, Miculpaya, Haciendas de Wisir (Huisiri), Agua de Castilla y su Ingenio,
Hacienda de Garcilazo, Samasa, Monterillas, Palpaya y Duraznos, Otay de Mizque,
Calahoyo (Caiza), Chacra de Olti, Estancia de los Molinos, Nequeta
Pampa... La lista pasa de 50, pero descartando las que podemos considerar
pequeñas, son alrededor de cuarenta. Con excepción del grupo de propiedades de
Cinti (Ingahuasi, Culpina, Carapari, Hacienda Grande de Pilaya, San Pedro
Mártir y Liquinas más las correspondientes a algunas de éstas, así como
Peraspampa (Cachimayu) y Cerro Redondo y Liquinas del Frente, en el
Departamento de Tarija, que correspondieron a Don Mariano Linares, todas las
demás fueron enajenadas”.
(2) Sociales: Un
artista pintor no encajaba en la prosapia de la familia de Doña Chepa, con la
posibilidad, además, de un título nobiliario. Económicas: La
herencia de esta familia era por aquella época, al menos cuantiosa, cuyo
receptor primogénito no fue reconocido. Hay evidencias sugerentes que el
acomodo de ambas cuestiones tenían otro
destinatario.
(3) "Hasta la coronilla.
Autopsia de los Bobones" Iñaki Errazkin.
(4) “José María Linares
Lizarazu (hermano de Mariano Linares). Presidente de Bolivia:
1857-1861. Nació en Ticala, Potosí,
el 10
de julio de 1808. Todo lo puso en su actuación
política en la que gastó toda su fortuna hasta morir casi en la miseria. Ocupó,
desde su juventud, cargos políticos de lustre: diputado, prefecto de Potosí, ministro de Estado del
general Velasco y ministro plenipotenciario. Estudió ciencias
sociales. Como ministro de Bolivia en España firmó el tratado en que esa
nación reconoció oficialmente la independencia de Bolivia. A su regreso al país
salió elegido diputado. Durante su vida política fue deportado y vivió
en Perú, Chile y Argentina. En
1857, mediante golpe de Estado, ascendió a la presidencia. Gobernó con rectitud
e inflexibilidad. Apoyó la fuerza de su gobierno en la ética, con acciones
implacables contra quienes transgredían la ley. Para hacerlo se declaró dictador, aplicó severas medidas de
fiscalización. Redujo drásticamente los fondos del ejército y sus efectivos.
Fue escrupuloso y austero en el manejo del erario público, con reducción de
sueldos redujo el déficit público. El 14 de enero de 1861 fue depuesto por un
golpe de sus propios acólitos: Ruperto Fernández, Manuel Antonio Sánchez y el
General Achá.
(5) Descendientes Linares en Bolivia tramitan en España -por
tercera vez-, un juicio para “desembarazar” el título de Conde de Casa Real de
la Moneda, y que consideran indebidamente reotorgado.
(6) Víctor Paz Estenssoro (1907-2001). Primera
presidencia: “Entre las reformas, las más importantes y las que le
darán el toque reformista al MNR están: El voto Universal (21-7-1952)
promulgado como un homenaje a la memoria de Gualberto Villarroel, la Reforma
Agraria (2-8-1953) que quizás fue la medida de mayor contenido social, la
Nacionalización de las Minas (31-10-1952) que revirtió al Estado las
concesiones mineras que eran explotadas por los varones del estaño. Patiño,
Hochschild y Aramayo y la Reforma de la Educación que volcó al campo la mirada
de autoridades y educadores.”
(7) Evo Morales Aima. Primer presidente de estirpe aimara (indígena), y uno el más destacado mandatario en la historia republicana de Bolivia.
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