Como reconocer a una psicópata mujer.

 

Características de la mujer psicópata: cómo reconocerla


Los psicópatas, tanto hombres como mujeres, tienen la convicción de que sus necesidades deben ser atendidas y cubiertas por los otros y por la sociedad. Exigen y demandan atenciones, regalos, favores, cuidados y subsistencia de parte de los otros en demasía, siendo su entrega prácticamente nula. Exigen mucho y dan casi nada. Cuando dan algo se ocupan de hacerlo saber a todos o echarlo en cara. Y cuando sus requerimientos no son satisfechos reaccionan mal, con amenazas, extorsiones o agresiones y venganzas, incluso con violencia física, hasta pueden mostrarse ofendidos dado que no toleran las frustraciones.

Hemos visto generalidades de las psicopatías y de la mujer psicópata en el artículo Psicopatías: la mujer psicópata

Características 
La mujer psicópata exigirá a su pareja ser atendida en esos deseos y necesidades. A simple vista se la verá como una mujer “exigente”, con gustos definidos e intereses exquisitos. Podría dar una imagen de mujer que sabe lo que quiere, y esto es cierto: ella sabe lo que quiere. Así es como le exigirá a su pareja que le satisfaga sus “necesidades” materiales, la compra de objetos innecesaria para el varón pero que la mujer psicópata justifica y argumenta de extrema necesidad.

Los psicópatas suelen reaccionar mal ante las reglas y las normas que todos siguen, dado que al considerarse “especiales”, tratan de saltearlas. La mujer se presenta como “distinta”, aunque esa distinción ella la utilizará como factor de seducción al principio y ante desconocidos.

Por estos actos y otros que aparecerán al poco tiempo de conocerlas con mayor profundidad, no sienten culpa ni remordimientos. No se cuestionan si han hecho algo mal, para ellas su comportamiento es correcto y no miden el impacto que pueden producir en los otros. Salvo cuando son perversas, en los que la acción está explícitamente dirigida a producir un daño al otro. O sea, se dan cuenta del daño que producen, pero no les importa el impacto de ese daño. Su límite es el riesgo: llegan hasta ciertos límites pero tienen la astucia de esconderse o escabullirse para nunca ser expuestos o juzgados.

Jamás reconocen un error propio. Tanto varones como mujeres psicópatas enseguida justificarán y argumentarán sus actos ante la mínima crítica. Habrá falta total de autocrítica, siempre la culpa es del otro y de los otros (defensa aloplástica). Y si en algún momento pareciera que están reconociendo algún error, es solamente como estrategia para parecer aceptar un error, con el fin de conseguir sus objetivos. No nos olvidemos que son excelentes actores.

Sus conductas siguen ciertos patrones a través del tiempo, suelen hacer las cosas siempre de la misma manera, no tienen flexibilidad psíquica ni conductual para efectuar cambios. Las mujeres repetirán sus comportamientos vinculares: con todas sus parejas actuarán del mismo modo. Por eso es importante averiguar la historia de esa persona y sus parejas anteriores: suelen ocultarlo en el principio de la relación pero luego aparece el dato de que hay conflicto y a veces graves problemas de todo tipo con todas sus ex parejas.

Todos los psicópatas se satisfacen con estímulos y emociones intensas (conductas riesgosas de peligro y desafío, excesos de bebida, comida y drogas, excesos sexuales, violencia, etc.). Ellos dicen que lo hacen para no aburrirse. Esto les suma inestabilidad emocional, vincular, laboral y promiscuidad sexual. La mujer se mostrará en los principios como la mujer “ideal”, desplegará todos sus encantos para anclar al varón (generalmente a través de lo económico) ya sea a través del sexo o de la maternidad.

Qué es la cosificación

Los psicópatas tienen un concepto sobrevalorado de sí mismos y subvalorado de los demás en general. Las personas no son consideradas en sus capacidades sino que siempre serán inferiores y de utilidad para el psicópata: los demás son cosas, están cosificados. El psicópata se relaciona únicamente para obtener algún tipo de beneficio personal dado que el objetivo de sus vidas parece ser el que los demás le satisfagan sus intereses y deseos.

La mujer psicópata podrá mostrarse como “frágil” o “vulnerable” pero solo para lograr la obtención de sus intereses. También la victimización es muy frecuente, utilizada para reforzar sus argumentos. (A ella “siempre le hacen cosas para dañarla”)


Emociones

Es frecuente leer que en los psicópatas las emociones están anuladas o no están, no se manifiestan. Si hay alguna manifestación afectiva es al solo hecho de parecer “normal”, fingen emociones para no despertar sospechas y porque sirve a sus fines utilitarios. Son excelentes actores, perfectos imitadores y grandes mentirosos/as.
Todos los autores consultados coinciden que el/la psicópata por lo general tiene un coeficiente intelectual elevado, pero que ”falla” en las emociones, es incapaz de ponerse en el lugar del otro: carece de empatía. Viven para su propia supervivencia.

 La proyección es un mecanismo de defensa por el que el sujeto atribuye a otras personas las propias virtudes o defectos, incluso sus carencias. En el caso de la proyección negativa, ésta opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto. De esta forma, se «proyectan» los sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia algo o alguien y atribuyéndolos totalmente a ese objeto externo. Por esta vía, la defensa psíquica logra poner estos contenidos amenazantes afuera. 

Pero los/las psicópatas no tienen ausencia de todas las emociones, sino de algunas en particular. Tienen ausencia de auténtica alegría, algo parecido a la alegría les produce alguna situación trasgresora que le produzca aventura (adrenalina). Hay ausencia de compasión, de solidaridad, de amor bien entendido, de vergüenza. Pero sí hay otras emociones como por ejemplo el enojo, la ira, el rencor y el resentimiento, el odio, la envidia, todas emociones destructivas.

 

Las emociones que aparecen son muy primitivas, puestas en marcha para la supervivencia. Dicen algunos autores que los/las psicópatas son esa parte de la especie solo destinada a la depredación, pero no a la construcción o elevación de la misma. Sus mecanismos son sumamente primitivos.

La tristeza es una emoción que no está en los psicópatas. Lo que parece tristeza es un sentimiento de rabia o frustración por no lograr sus objetivos. Pero rápidamente se reponen y vuelven a “armarse”. Si aparece tristeza es solo fingida (saben cómo llorar para impactar). La mujer psicópata suele utilizar esta emoción con más frecuencia como elemento manipulador.

Algunos dicen que los psicópatas no sienten miedo. Esta aseveración se efectúa debido a que tanto los varones como las mujeres psicópatas enfrentan situaciones que otras personas con otra sensibilidad no enfrentarían. Pero todo el accionar psicopático podría estar basado justamente en el miedo. Sus estrategias son defensivas y de supervivencia. Lo que sucedería es que jamás reconocerán que tienen miedo. Esta emoción no es reconocida como tal. Pero pueden fingirlo, sobre todo la mujer psicópata, también como elemento manipulador para conseguir sus objetivos.
En los varones y mujeres psicópatas, si bien el miedo es un miedo primitivo de supervivencia, puede aparecen manifestaciones de ansiedad (como fobias y ataques de pánico) que los mostrará más excéntricos, raros o demandantes.

 

¿Resiliencia?

 

Los psicópatas, y en esto las mujeres parecen igualar a los varones, tienen una fortaleza inigualable. Pasan por situaciones fuertes, pueden recomenzar desde cero varias veces en sus vidas, sin embargo se levantan y siguen caminando.

¿Esto significa que los psicópatas son seres más resilientes? No, justamente será al revés. La resiliencia es salir de una situación con una mayor fortaleza pero habiendo encontrado el SENTIDO a esa experiencia. El encuentro de sentido solo puede hacerlo una persona con la sensibilidad que ningún psicópata tiene. Es decir, el psicópata no es un ser resiliente, es únicamente superviviente. Sale de situaciones de peligro porque así está dotada la especie, pero es incapaz de registrar si esas experiencias le han movilizado su mundo interno, porque carece de la sensibilidad del resto de los seres humanos y carece de posibilidad de cambio y evolución.

La mujer psicópata se muestra narcisista, fría y con una altísima autoestima (con la que ha compensado una inferioridad original). Tiene un grado elevado de autoimportancia (en algunos casos parecen auténticos delirios de grandeza). Ella suele decir que hay cosas que “a ella no se le hacen”, inaugurando un frente de combate y un deseo de venganza.

Estas características están escondidas detrás de una apariencia de encanto y seducción que ejercen para captar a sus víctimas y relacionarse en general (engañando a autoridades, policías, abogados, psicólogos y médicos). Por lo general la mujer psicópata no se muestra así de entrada jamás, dado que cualquier varón se le alejaría. Va mostrándose de a poco.

Las víctimas serán personas que le permitirán obtener algún beneficio. Sus parejas son elegidas con ese fin, al igual que las amistades y la tolerancia con el resto de los miembros de su familia.

No establecen contacto afectivo profundo, sus relaciones son superficiales y no mueven su mundo emocional. La mujer psicópata suele decir “yo soy así”, y encanta por la simpatía, la audacia. Hipnotiza al varón.

Se dice que no tienen empatía. No la tienen en el sentido que todos conocemos: la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Pero tienen una extraordinaria habilidad para captar emociones y sentimientos ajenos. La mujer “estudiará” a su futura victima poniéndolo a prueba en sus reacciones: un día le demanda por ejemplo que la lleve a algún lugar o se encapricha con algo, y si el varón la complace, saben que pueden ir por más. Cuanto más admirada y complacida se sienta, más posibilidades habrá de que ese hombre sea su futura víctima.

Lo mismo suelen hacer con las amistades. Por lo general la mujer psicópata no tiene amigas, sino conocidas temporarias. No logran establecer vínculos profundos. Las mujeres suelen detectar pronto que esta nueva conocida actúa bajo sus propios códigos y que genera confusión y conflictos.

La mujer psicópata no registra que esté comportándose en forma diferente y está acostumbrada a que mucha gente se le aleje y que sus relaciones cambien, hechos que no les preocupa.

Todos los psicópatas utilizan la triangulación como acto de manipulación. La triangulación significa que siempre el psicópata trae un tercero al escenario. El objetivo es que ese tercero provoque celos o sea “testigo” de la valoración que posee. La mujer psicópata suele mencionarle a su pareja que un ex le obsequiaba favores y “sacrificios” que él no hace, con el objetivo, de más está decirlo, que él se movilice por celos, envidia o miedo.
A ella nada le es suficiente, nada le alcanza: ni el dinero, ni la atención, ni los favores, ni los regalos, ni el suministro narcisista. Y nunca les alcanzará, dado que ese vacío es imposible de llenar.

Muchas veces observan con sorpresa cómo los demás se emocionan ante las mismas situaciones y suelen utilizarlo como blancos de manipulación.

Con esta seducción como estrategia de manipulación establecen relaciones utilitarias, intentan obtener beneficios que consideran que les corresponden por derecho, teniendo casi todos ellos una vida “parásita” (vivir de otros).
Para lograr sus objetivos de los que no se distraen, pueden desafiar autoridades, leyes y no muestran miedo ante las consecuencias. Por el contrario, intentan causar miedo a otros a través de palabras, amenazas, actos o a través de alguna muestra de violencia. Pero su astucia le indica hasta donde llegar sin exponerse demasiado.
Lo psicópatas, hombres y mujeres, son perfectamente conscientes de sus actos.

La violencia perversa

Para la Dra. Marie-France Hirigoyen, la violencia perversa es difícil de detectar por los testimonios externos y es negada por el agresor/ra, que se niega a asumir su responsabilidad en el problema y culpa a la víctima.

Para la psiquiatra esto constituye una violencia adicional, que recae sobre la víctima cuyo testimonio es despojado de credibilidad, lo que genera una violencia reactiva en ésta.

La violencia del perverso/a es indirecta, no deja marcas físicas ni heridas pero sí daños psicológicos que pueden ser de por vida. Esto constituye un tipo de acoso moral, es decir una repetición frecuente, intencionada, indirecta e invisible.

 

La personalidad.

1. Encanto superficial.
2. Ausencia de alucinaciones y otros signos de pensamiento irracional.
3. Ausencia de nerviosismo o de manifestaciones psiconeuróticas.
4. Falsedad o insinceridad. Verdades a medias.
5. Incapacidad para experimentar remordimiento. Sin cargos de conciencia.
6. Dificultades para aprender de la experiencia.
7. Egocentrismo patológico e incapacidad para amar.
8. Escasez habitual de reacciones afectivas básicas (afectos poco profundos, simulados).
9. Insensibilidad en las relaciones interpersonales ordinarias.
10. Vida sexual impersonal, frívola y poco estable.

11. Locuacidad y encanto personal.

12. Autoevaluación exagerada.

13. Mentira patológica.

14. Manipulación.

15. Incapacidad para aceptar la responsabilidad de sus actos.

16. Relaciones maritales alejadas.

17. No sienten culpa ni remordimiento.

18. El otro es “el complemento”.

19. La mujer no usan la violencia física, sí la psicológica.

20. En público rostro frágil, hasta inspiran ternura y compromiso.

21. Cosifican al complemento (marido-otro).

22. Usan métodos discretos, son metódicas y cuidadosas.

23. Comportamiento público ejemplar.

24. Son  incorregible.

 

La acosadora

Sobre el perfil de la agresora. Es una relación perversa, según la psicoanalista Marie-France Hirigoyen. La noción perversa narcisista, en cambio, implica una estrategia de utilización del otro y luego su destrucción, sin que se produzca ningún sentimiento de culpa. Según una pauta:

Características de la acosadora.

Algunas señales relativas a la personalidad y del perfil perverso narcisista.

1 Victimizar:

Hacer del otro su víctima para disminuir la imagen defectuosa que tiene de sí mismo: tanto si es masculino, como si es femenino, el proyecto de este sujeto son las apariencias engañosas. Este sujeto, por otra parte maestro en el arte de la seducción y del misterio, organiza, a través de un trabajo de zapa psicológico, la demolición mental del otro, ya que es incapaz de respeto de la dignidad humana.

2 Humillar:

Sus medios son los propios de la desvalorización, la humillación, la denigración, y también del discurso contradictorio y paradójico, de la polémica sistemática.

 

3 Culpabilizar:

Es difícil para el acosado de tomar conciencia que está siendo manipulado, en la medida en que el "verdugo" se arregla para no ser nunca tomado en flagrante delito y así, hacer pasar al otro como culpable. Acosar, es saber invertir las situaciones, acusar a otros de todas las culpas y de todos los males, es arreglarse para desempeñar siempre el mejor papel. (Denuncias falsas en la Justicia).

¡Psicopatía!

 

Acoso (Mobbing)

                                                                                

El origen del término mobbing (acoso moral) se halla en uno de los comportamientos animales que el zoólogo Konrad Lorenz observó en sus investigaciones. Este tipo específico de comportamiento, que bautizó como mobbing, se produce, también, en entornos humanos como la familia o clan familiar, así como en cualquier lugar dónde haya personas que comparten bienes e intereses.

 

Definición de mobbing en el entorno de la familia.

Acción mancomunada y tácita de acoso y derribo psicológico que llevan a cabo varios familiares, -entre los que se haya un instigador/a perverso/a narcisista o psicópata socialmente integrado/a-, que, conscientemente, desea neutralizar, eliminar o expulsar a otro familiar. Se produce, entonces, un fenómeno tan antiguo como la historia de la humanidad: El linchamiento de una víctima inocente. Las expresiones chivo expiatoriocabeza de turcooveja negra y patito feo describen y explican efectos y aspectos que hacen más comprensible este devastador fenómeno.

Acosar a alguien en su entorno habitual supone condenar a la víctima a su total desestabilización psicológica, afectiva, económica y social. El resultado puede ser el desarraigo, la marginalidad, la asunción de hábitos auto-destructivos (tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia, etc) o, frecuentemente, es la causa de que la víctima, que se ve incapaz de recuperar el equilibrio perdido, -a no ser que sea ayudada por terceras personas-, sea empujada al suicidio. En cualquier caso, el daño causado es prácticamente irreparable y, por ello, es considerado un delito penal de gravedad debido a la profunda lesión psico-social que padece la víctima maltratada y estigmatizada.

Universalmente, las leyes y la moralidad humana están orientadas a evitar abusos y ciertas formas de tomar, mantener y administrar el poder que pueden conllevar un alto grado de violencia. El homicidio, el asesinato, el sacrificio humano o el linchamiento están prohibidos y son castigados en todas las culturas contemporáneas. Debido a dicha convención aceptada universalmente, en la mayoría de casos de mobbing, que generalmente es inducido por una oculta intención de tomar el poder o asegurarlo, la agresión se da solo a nivel psicológico, -un terreno que no deja pruebas del delito-, y esta se produce de manera lenta y gradual, de manera que, ni siquiera la víctima suele darse cuenta de que está siendo maltratada/o y arrastrada/o por un proceso de mobbing, hasta que ya es demasiado tarde para que pueda impedirlo; La ola de acoso y descrédito generada por el grupo acosador lo/la superan y lo/la arrastran al exilio, a la enfermedad o a la muerte. Algunos psicólogos que han estudiado este fenómeno afirman que el mobbing es el crimen perfecto ya que no deja pruebas físicas del delito.

En la mayoría de casos, las víctimas de mobbing llegan a creer que las difamaciones que otros familiares vierten sobre ellos son ciertas, y terminan por abandonar su lugar en la familia con fuertes sentimientos de culpabilidad y nula autoestima. Ese abandono, "forzado" por el instigador/a y el clan de acosadores, toma una apariencia voluntaria, sin embargo, nada hay más lejos de la realidad; La víctima ha sido envuelta en una espiral de vejaciones, humillaciones y maltrato, que lo/la llevan a abandonar su legítimo lugar, como una medida in extremis de auto-conservación. Obviamente, al hacer tal cosa, pierde toda estabilidad y su lugar es ocupado por otros.

El mobbing en la familia tóxica.

El objetivo del mobbing es estigmatizar a la víctima para hacerse con el poder o para preservarlo, (ya que en la mayoría de casos, quien instiga el mobbing maneja las riendas del poder familiar). Habitualmente, la víctima es percibida, por el/la instigador/a, como una amenaza a su posición de poder dentro de la familia. Dicha amenaza suele ser ilusoria y es causada por sentimientos de envidia, celos y, sobre todo, por el instinto animal de territorialidad (dicho instinto exacerba el egoísmo y el control sobre los bienes compartidos). Por otro lado, el mecanismo del chivo expiatorio suele producirse cuando el clan familiar sufre algún tipo de crisis interna y su o sus líderes recurren al sacrificio de alguno de sus miembros, como medida para reforzar los lazos grupales que se están disolviendo o que están en peligro. Obviamente, cualquier familia que base su unidad en el sacrificio humano es una familia tóxica o patológica, basada en un modelo que traerá al mundo nuevos psicópatas socialmente integrados. En todo caso, las familias dónde se promueven procesos de mobbing, deberían ser psicológicamente intervenidas o ayudadas, por orden judicial (si fuera preciso).

La víctima en la familia patológica.

La víctima, -en un elevado número de casos-, es un individuo con facultades personales que le hacen sobresalir de algún modo. Puede tratarse de personas brillantes, muy eficientes, creativas, amigables, de gran corazón, físicamente bien dotadas, populares, etc., que despiertan sentimientos de envidia en otros familiares. Otras veces, el acoso se produce sobre individuos que debido a su raza, sexo, momento de nacimiento o alguna otra característica circunstancial (tradición, costumbre, herencia, mandato o lugar en la sucesión) son designados para ser los máximos receptores de los bienes, responsabilidades o títulos familiares. Su posición privilegiada o circunstancia, aparentemente favorable, los convierte en el blanco de los celos y animadversión de otros integrantes de la misma familia que desean usurpar tales prerrogativas. Históricamente se dieron numerosos casos de infantes e hijos primogénitos, futuros reyes, nobles o herederos, que debidos a su elevada posición, -acompañados de la ausencia de malicia personal-, sufrieron el acoso de familiares poderosos, y no tuvieron más remedio que huir lejos del hogar para sobrevivir. Tal es el caso de Robin Hood o del Conde de Montecristo (casos novelados que se inspiraron en la realidad). La popularidad de estos personajes se debe a la heroicidad que conlleva el haber superado la adversidad y vencido, -tras arduas batallas-, a los usurpadores que instigaron el mobbing que les arrastró a la pérdida de bienes, títulos y familia. A pesar de estos heroicos casos, está estadísticamente demostrado que la gran mayoría de las víctimas de mobbing, carecen del espíritu combativo de Robin de los bosques y terminan psicológicamente hundidas, deprimidas y abandonadas. Por esa razón, hay que alertar y concienciar a la sociedad sobre la peligrosidad de este fenómeno que suele pasar desapercibido debido a que las víctimas, psicológica, anímica, social y económicamente dañadas, no son conscientes o no aciertan a denunciar los hechos (a veces por miedo al acoso, por la desorientación que produce "la caída" o, sencillamente, porque no hay evidencias o pruebas físicas del delito).

Mobbing, un delito penal grave.

Se puede entender el fenómeno del mobbing como un proceso impregnado de violencia psicológica, destinado a mantener o conseguir el poder y el control sobre unos determinados bienes. Por ello, el mobbing, se da, casi siempre, en los entornos humanos donde se hayan dichos bienes: El hogar familiar, las empresas, los lugares de residencia, las instituciones, las naciones, etc. El motor más profundo de este mecanismo o proceso de acoso es el instinto de territorialidad animal, que el hombre conserva en su sistema límbico, y que, en definitiva, es el causante de la inmensa mayoría de conflictos y agresión humana. El mobbing es mucho más complejo y sutil que un simple robo acompañado de una acción homicida, sin embargo, el resultado es el mismo: La víctima es despojada de sus bienes, desplazada de su lugar en el "abrevadero familiar", de su lugar de trabajo, de su residencia, de su tierra, etc. gracias a las lesiones psico-afectivas producidas por las técnicas de acoso descritas a más abajo. El resultado, para la víctima, es que le han robado aquello que le daba de comer, con el agravante de que, para ello, los agresores le han arruinado la psique y, en la mayoría de casos, la vida entera. Otra característica que distingue al mobbing de otras acciones delictivas, es que los que agreden a la víctima, suelen actuar tácita y coordinadamente y son sus propios compañeros de trabajo, compañeros de clase, sus jefes, sus progenitores, sus hermanos, sus tíos, sus arrendadores, sus vecinos, etc. Tal cosa confunde aún más a la víctima ya que es lesionada por los que consideraba "amigos, compañeros o aliados" (en el caso familiar, la víctima guarda profundos lazos afectivos con los que la maltratan). Efectivamente, el/la instigador/a y el acosado pertenecen al mismo entorno social, familiar o laboral que la víctima, y, para no ser descubiertos, deben ocultar perfecta y sutilmente su delito. Para ello se sirven de la agresión psicológica sistemática y persistente en el tiempo hasta que la víctima se derrumba y abandona su lugar. Durante y después del proceso de mobbing, esta entra en un estado depresivo que puede conducirle al suicidio y/o a sufrir ataques de pánico de tipo paranoico, provocados por el miedo a seguir siendo acosado. El manifiesto desequilibrio psicológico que padece es aprovechado por los mobbers para justificar su exclusión y rechazarla de ese entorno grupal concreto. Finalmente, la exclusión es presentada como un "un bien para el grupo" y, en muchos casos, los instigadores son aplaudidos por su despiadada labor de "limpieza". El mobbing familiar, a menor escala, guarda ciertos paralelismos con la limpieza étnica; La mentalidad de un instigador actúa de forma similar a la de un genocida que, obviamente, para realizar esa labor de acoso y derribo de alguien tan próximo,-aunque intente aparentar lo contrario-, ha tenido que actuar con total frialdad y ausencia de escrúpulos.

Técnicas de acoso o maltrato psicológico

Amenazar, criticar, insultar, ridiculizar, acechar, perseguir a una persona, inducir en ella sentimientos negativos, como miedo o terror, desánimo, preocupación, crearle inseguridad emocional, interferir en sus dinámicas mentales, dificultar la realización de sus actividades y tareas, sobrecargarle con exigencias y expectativas que no puede cumplir, excluirle, ningunearle, apartarle, aislarle, encerrarle, castigarle, humillarle, asustarle para que se vaya (de ese modo, la víctima queda "atrapada" fuera del entorno).

 

(Según la Dra. Mary Hirigoyen: Cada cuatro acosadores (psicópatas) varones hay una mujer de la misma condición.

Dr. Luciano Marietán: “…¿Cuántos son? Está, más o menos, calculado, siendo optimistas, que los psicópatas son el 3% de la población. Sobre una base, en Argentina, de 40 millones, serían unos 900 mil. ¿Todos varones? No. De esos 900 mil, la relación es de 3 hombres a 1 mujer. O sea que contamos con unas 300 mil psicópatas mujeres).”