Órgano
de Mar
y Alicia.
Solos
tú y yo, yo y tú, en la rambla del repaso en Zadar
y el decurso de las olas que penetra en
los mármoles;
sonidos que escuchamos solo tú y yo, yo
y tú, esa tarde.
Malecón de evocaciones con amores que ya
no son.
La rueda prodigiosa urgida por el sol es
batida con los pies.
Resonancias desde el órgano activadas en
la creciente
se conjuga sus colores por las noches en
el piso y su aureola.
Tú y yo, yo y tú, empapados con ensueño
y sus matices.
Aromas peregrinos de otras partes y un
sonido imperecedero.
En mi Aleph lo adivino: Estertores de la
tarde en el ocaso,
escollera de recuerdos para siempre. Ya
en poniente pude ver
como brotan en mis ojos esas aves, sus graznidos y aquel mar.
Como rios que discurren en pendietes eternas para no volver
y se sumergen en el infinito de ese mar que vimos en poniente;
tiempo cuando el mar trago nuestro cielo enrojecido y quedamos...
Fue en aquel remoto lugar donde las olas entonaron para nosotros.
Como rios que discurren en pendietes eternas para no volver
y se sumergen en el infinito de ese mar que vimos en poniente;
tiempo cuando el mar trago nuestro cielo enrojecido y quedamos...
Fue en aquel remoto lugar donde las olas entonaron para nosotros.