Acoso (Mobbing)
El origen del término mobbing (acoso moral) se halla en uno de los
comportamientos animales que el zoólogo Konrad Lorenz observó en sus
investigaciones. Este tipo específico de comportamiento, que bautizó como mobbing, se produce, también, en entornos
humanos como la familia o clan familiar, así como en cualquier lugar dónde
haya personas que comparten bienes e intereses.
Definición
de mobbing en el entorno de la familia.
Acción mancomunada y tácita de acoso y derribo psicológico que llevan a
cabo varios familiares, -entre los que se haya un instigador/a perverso/a narcisista o psicópata socialmente
integrado/a-, que, conscientemente, desea neutralizar, eliminar o expulsar a
otro familiar. Se produce, entonces, un fenómeno tan antiguo como la historia
de la humanidad: El linchamiento de una
víctima inocente. Las expresiones chivo expiatorio, cabeza de turco, oveja negra y patito feo describen y explican efectos y
aspectos que hacen más comprensible este devastador fenómeno.
Acosar a alguien en su entorno habitual supone condenar a la víctima a su
total desestabilización psicológica, afectiva, económica y social. El resultado
puede ser el desarraigo, la marginalidad, la asunción de hábitos
auto-destructivos (tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia, etc) o,
frecuentemente, es la causa de que la víctima, que se ve incapaz de recuperar
el equilibrio perdido, -a no ser que sea ayudada por terceras personas-, sea
empujada al suicidio. En
cualquier caso, el daño causado es prácticamente irreparable y, por ello, es
considerado un delito penal de gravedad debido a la profunda lesión
psico-social que padece la víctima maltratada y estigmatizada.
Universalmente, las leyes y la moralidad humana están orientadas a
evitar abusos y
ciertas formas de tomar, mantener y administrar el poder que pueden conllevar
un alto grado de violencia. El homicidio, el asesinato, el sacrificio humano o el linchamiento están
prohibidos y son castigados en todas las culturas contemporáneas. Debido a
dicha convención aceptada universalmente, en la mayoría de casos de mobbing,
que generalmente es inducido por una oculta intención de tomar el poder o
asegurarlo, la agresión se da
solo a nivel psicológico, -un terreno que no deja pruebas del delito-, y esta
se produce de manera lenta y gradual, de manera que, ni siquiera la víctima
suele darse cuenta de que está siendo maltratada/o y arrastrada/o por un
proceso de mobbing, hasta que ya es demasiado tarde para que pueda
impedirlo; La ola de acoso y descrédito generada por el grupo acosador lo/la
superan y lo/la arrastran al exilio, a la enfermedad o a la muerte. Algunos
psicólogos que han estudiado este fenómeno afirman que el mobbing es
el crimen perfecto ya que no deja pruebas físicas del delito.
En la mayoría de casos, las víctimas de mobbing llegan a creer que las
difamaciones que otros familiares vierten sobre ellos son ciertas, y terminan
por abandonar su lugar en la familia con fuertes sentimientos de culpabilidad y
nula autoestima. Ese abandono, "forzado" por el instigador/a y el
clan de acosadores, toma una apariencia voluntaria, sin embargo, nada hay más
lejos de la realidad; La víctima ha sido envuelta en una espiral de vejaciones,
humillaciones y maltrato, que lo/la llevan a abandonar su legítimo lugar, como
una medida in extremis de
auto-conservación. Obviamente, al hacer tal cosa, pierde toda estabilidad y su
lugar es ocupado por otros.
El
mobbing en la familia tóxica.
El objetivo del mobbing es estigmatizar a la víctima para
hacerse con el poder o para preservarlo, (ya que en la mayoría de casos, quien
instiga el mobbing maneja las riendas del poder familiar).
Habitualmente, la víctima es percibida, por el/la instigador/a,
como una amenaza a su posición de poder dentro de la familia. Dicha amenaza
suele ser ilusoria y es causada por sentimientos de envidia, celos y, sobre
todo, por el instinto animal de territorialidad (dicho instinto exacerba el
egoísmo y el control sobre los bienes compartidos). Por otro lado, el mecanismo
del chivo expiatorio suele
producirse cuando el clan familiar sufre algún tipo de crisis interna y su o
sus líderes recurren al sacrificio de alguno de sus miembros, como medida para
reforzar los lazos grupales que se están disolviendo o que están en peligro. Obviamente, cualquier familia
que base su unidad en el sacrificio humano es
una familia tóxica o patológica, basada en un modelo que traerá al
mundo nuevos psicópatas socialmente integrados. En todo caso, las familias
dónde se promueven procesos de mobbing, deberían ser psicológicamente
intervenidas o ayudadas, por orden judicial (si fuera preciso).
La
víctima en la familia patológica.
La víctima, -en un elevado número de casos-, es un individuo con facultades
personales que le hacen sobresalir de algún modo. Puede tratarse de personas
brillantes, muy eficientes, creativas, amigables, de gran corazón, físicamente
bien dotadas, populares, etc., que despiertan sentimientos de envidia en otros familiares. Otras
veces, el acoso se produce sobre individuos que debido a su raza, sexo, momento
de nacimiento o alguna otra característica circunstancial (tradición,
costumbre, herencia, mandato o lugar en la sucesión) son designados para ser
los máximos receptores de los bienes, responsabilidades o títulos familiares.
Su posición privilegiada o circunstancia, aparentemente favorable, los
convierte en el blanco de los celos y animadversión de otros
integrantes de la misma familia que desean usurpar tales prerrogativas.
Históricamente se dieron numerosos casos de infantes e hijos primogénitos,
futuros reyes, nobles o herederos, que debidos a su elevada posición,
-acompañados de la ausencia de malicia personal-, sufrieron el acoso de
familiares poderosos, y no tuvieron más remedio que huir lejos del hogar para
sobrevivir. Tal es el caso de Robin Hood o del Conde de Montecristo (casos novelados que se inspiraron en la realidad). La popularidad de
estos personajes se debe a la heroicidad que conlleva el haber superado la
adversidad y vencido, -tras arduas batallas-, a los usurpadores que instigaron
el mobbing que les arrastró a la pérdida de bienes, títulos y
familia. A pesar de estos heroicos casos, está estadísticamente demostrado que
la gran mayoría de las víctimas de mobbing, carecen del espíritu
combativo de Robin de los bosques y terminan psicológicamente hundidas,
deprimidas y abandonadas. Por esa razón, hay que alertar y concienciar a la
sociedad sobre la peligrosidad de este fenómeno que suele pasar desapercibido
debido a que las víctimas, psicológica, anímica, social y económicamente
dañadas, no son conscientes o no aciertan a denunciar los hechos (a veces por
miedo al acoso, por la desorientación que produce "la caída" o,
sencillamente, porque no hay evidencias o pruebas físicas del delito).
Mobbing,
un delito penal grave.
Se puede entender el fenómeno del mobbing como un proceso impregnado de
violencia psicológica, destinado a mantener o conseguir el poder y el control
sobre unos determinados bienes. Por ello, el mobbing, se da, casi
siempre, en los entornos humanos donde se hayan dichos bienes: El hogar
familiar, las empresas, los lugares de residencia, las instituciones, las
naciones, etc. El motor más profundo de este mecanismo o proceso de acoso es
el instinto de territorialidad animal, que el hombre conserva en
su sistema límbico, y que, en
definitiva, es el causante de la inmensa mayoría de conflictos y agresión humana. El mobbing
es mucho más complejo y sutil que un simple robo acompañado de una acción
homicida, sin embargo, el resultado es el mismo: La víctima es despojada de sus
bienes, desplazada de su lugar en el "abrevadero familiar", de su
lugar de trabajo, de su residencia, de su tierra, etc. gracias a las lesiones
psico-afectivas producidas por las técnicas de acoso descritas
a más abajo. El resultado, para la víctima, es que le han robado aquello que le
daba de comer, con el agravante de que, para ello, los agresores le han
arruinado la psique y, en la mayoría de casos, la vida entera. Otra
característica que distingue al mobbing de otras acciones delictivas, es que
los que agreden a la víctima, suelen actuar tácita y coordinadamente y son sus
propios compañeros de trabajo, compañeros de clase, sus jefes, sus
progenitores, sus hermanos, sus tíos, sus arrendadores, sus vecinos, etc. Tal
cosa confunde aún más a la víctima ya que es lesionada por los que consideraba
"amigos, compañeros o aliados" (en el caso familiar, la víctima
guarda profundos lazos afectivos con los que la maltratan). Efectivamente, el/la instigador/a y el acosado pertenecen al mismo entorno social,
familiar o laboral que la víctima, y, para no ser descubiertos, deben ocultar
perfecta y sutilmente su delito. Para ello se sirven de la agresión psicológica
sistemática y persistente en el tiempo hasta que la víctima se derrumba y
abandona su lugar. Durante y después del proceso de mobbing, esta entra en un
estado depresivo que puede conducirle al suicidio y/o a sufrir ataques de
pánico de tipo paranoico, provocados por el miedo a seguir siendo acosado. El
manifiesto desequilibrio psicológico que padece es aprovechado por los mobbers para
justificar su exclusión y rechazarla de ese entorno grupal concreto.
Finalmente, la exclusión es presentada como un "un bien para el
grupo" y, en muchos casos, los instigadores son aplaudidos por su
despiadada labor de "limpieza". El mobbing familiar, a menor escala,
guarda ciertos paralelismos con la limpieza étnica; La
mentalidad de un instigador actúa de forma similar a la de un genocida que, obviamente, para realizar
esa labor de acoso y derribo de alguien tan próximo,-aunque intente aparentar
lo contrario-, ha tenido que actuar con total frialdad y ausencia de
escrúpulos.
Técnicas
de acoso o maltrato psicológico
Amenazar, criticar, insultar, ridiculizar,
acechar, perseguir a una persona, inducir en ella sentimientos negativos,
como miedo o terror, desánimo, preocupación, crearle inseguridad emocional, interferir en sus dinámicas mentales, dificultar la realización de sus
actividades y tareas, sobrecargarle con exigencias y expectativas que no puede
cumplir, excluirle, ningunearle, apartarle, aislarle, encerrarle, castigarle,
humillarle, asustarle para que se vaya (de ese modo, la víctima queda
"atrapada" fuera del entorno).
(Según la Dra.
Mary Hirigoyen: Cada cuatro acosadores (psicópatas) varones hay una mujer
de la misma condición.
Dr. Luciano Marietán: “…¿Cuántos son? Está, más o menos,
calculado, siendo optimistas, que los psicópatas son el 3% de la
población. Sobre una base, en Argentina, de 40 millones, serían
unos 900 mil. ¿Todos varones? No. De esos 900
mil, la relación es de 3 hombres a 1 mujer. O sea que contamos con unas 300
mil psicópatas mujeres).”
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