FORO GLOBAL POR LA
JUSTICIA Y LA DIGNIDAD HUMANA.
Sur
Global, Plaza Bolívar, Bogotá, Colombia.
Se trata de lo expresado por el
Presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien sorprendió vivamente a los
asistentes por alejarse del temario propuesto para el Foro. Todas delegaciones
encabezadas por presidentes del Sur Global. Inspirado Petro por un libro (o
cuaderno negro) con manuscritos, obsequiado por la delegación iraní y venida de
un máximo líder religioso -el que fuera apresado en 1980-. Texto referente a “La dignidad, la resistencia y la humildad.”
Alguno párrafos apuntan: “Escuchar no es
rendirse, es el acto más feroz del poder verdadero.” Y en su última página
(en manuscrito): “El poder que grita es
el poder que tambalea”. Petro le agrega:
“No hay poder en el rugido, hay poder en el que escucha sin temblar.”
Inicia el Foro Gustavo Petro. Ajeno
al temario propuesto, con la calma que lo caracteriza, sorprende y reflexiona:
Vengo de una tierra donde el
hambre no es metáfora y donde el silencio no es cobardía, vengo de un
continente al que muchos han querido explicar sin jamás haberlo escuchado.
Me pidieron que hablara de
justicia cultural, de cooperación entre civilizaciones, pero yo vengo a hablar
de algo más pequeño, algo más difícil: el respeto por lo que no comprendemos.
Hacen dos noches recibí un libro,
no fue un acto oficial, no fue propaganda, fue un gesto del poder verdadero entre dos seres humanos, el
libro está firmado por un hombre al que muchos temen; un hombre al que yo no
pretendo defender ni condenar.
Cita del libro: “El hombre que grita su verdad quizás no la
tenga.”
Nos enseñaron que al enemigo se
les combate, pero nadie nos enseñó a ver la dignidad en su silencio.
No estoy aquí para citar a Irán,
estoy aquí para demostrar que incluso en
el desacuerdo puede nacer algo limpio; escuche esa frase y entendí que la voz
más poderosa no es la que grita sino la que transforma sin aplastar.
No hay alianza en mis palabras,
no hay ruptura, hay humanidad y mientras sigamos creyendo que entender al otro
es traición, estaremos condenados a repetir los mismos muros, los mismos odios.
En Colombia decimos: el rio al
que se teme, también puede calmar la sed y hoy vengo a beber del rio que alguna
vez me enseñaron a evitar.
Petro deja la tribuna. Un
silencio profundo invade el recinto. Una mujer se para, lentamente recorre con
la mirada el Foro, finalmente junta las palmas de sus manos; se animan los
asistentes y va creciendo los aplausos hasta invadir, atronador, el recinto.
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