El Conspirador.-

 


Manual del mayor Conspirador

El episodio que nos ocupa -a principios de los 60- es el encuentro iconoclasta de dos líderes en el arte de ascender: Héctor Tizón (1929-2012) y Alejandro Agustín Lanusse Gelly (1918-1996)

En dos países de Latinoamérica (Argentina y México) con culturas ancestrales semejantes: pueblos originarios, colonizadores, colonizados, mestizajes, idioma, religión, emancipación,  inmigraciones, etcétera, se nos revelan dos personajes: uno  abogado de profesión y escritor de  vocación (galardonado por el mismísimo Fidel Castro en "la Casa de las Américas"); el  otro coronel de caballería; nombrados agregados cultural y militar respectivamente en la  embajada Azteca entre 1958 y 1962.

El letrado logra su jerarquía diplomática con la colaboración de la familia política: fue el primer ascenso en su ajetreada vida, siendo Presidente Arturo Frondizi. Nació, "inicialmente" (1929) en un ignoto paraje ferroviario de otra Provincia, lugar de origen que fue trocado por un bello pueblito,  portal de las luchas emancipadoras: Yala. Letrado que demuestra, desde los primeros pasos, una  extraordinaria destreza en el arte de remontar.

El coronel de marras pasa, desapercibido, para la historia que voy a narrar como el máximo conspirador de la tumultuosa política. A partir del frustrado intento de asonada contribuyó eficazmente a coronar y destronar, vía golpes militares, a ocho presidentes. En el primer frustrado episodio el de 1951 con el grado de teniente  (porrazo de estado patrocinado por Benjamín Menéndez), es juzgado y condenado a cadena perpetua; no obstante, desde esa condición, permanece conspirando. Recupera la libertad -y algunos grados más- en la segunda algarada de 1955, la de septiembre. Partícipe principal de los sucesivos golpazos  marciales. 

Hay que saber que en las revueltas marciales es condición necesaria, para quien pretende la presidencia de la Nación,  ostentar el máximo grado militar: el de general  -necesario para "sujetar" a los de menor jerarquía-. En ese "trabajo" anda -después de participar en los golpes a Perón, Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Ilia, Onganía,  Levingston- (Onganía, general de caballería apodado en la jerga castrense "capicúa", sin haber aprobado la Escuela Superior de Guerra, quien pasado unos años en la presidencia  pretendió eternizar en el poder, al estilo de las monarquías europeas: en esa idea hizo aprontar una carroza  (utilizada en 1910 por la Infanta Isabel de Borbón para asistir a la Exposición de la Sociedad Rural de Palermo), equipada con cochero de galera, dos pajes de librea y cuatro caballos ataviados. En tales circunstancia, nuestro por entonces coronel Lanusse, hizo tronar las ganas de Onganía y repatrió para el reemplazo, a un general ignoto, agregado militar argentino en EE.UU. y coronarlo Presidente. Ahora el novel primer mandatario de facto, sabedor de los andares y aspiraciones de su "padrino" Alejandro Agustín, lo traslada, temporalmente, a la embajada de México, donde ya ejercía el cargo de Agregado Cultural nuestro abogado y escritor. Es quien me narra la increíble historia que sigue: 

El relato tiene que ver con la curiosa metodología usada por nuestro entonces coronel, para escalar posiciones (chisme que supongo conocer yo solamente). Es el hombre de letras quien me narra, con reserva, esta historia:

Todo ocurre en la Embajada Argentina de México cuando el agregado militar se ausenta a Buenos Aires por algunos días:  se trata del coronel Alejandro Agustín Lanusse a un paso del ansiado y necesario ascenso a  General de Brigada.




¿Jácara? (Fábula)

En horas del amanecer de un domingo solitario, nuestro novelista, con el  pretexto de ordenar papeles en su despacho, deja su vivienda en Cuauhtemoc y contrata un remís para  llegar a la Embajada Argentina. Navega por su mente el deseo de encontrar algo que ronda en su florida imaginación para enriquecer sus novelas fabulosas: Arriba a destino, paga el viaje y desciende. Parado en la vereda cavila un instante, se aproxima al ingreso principal de la delegación diplomática: llave en mano gira suavemente, abre el portal lo suficiente para  meter la cabeza y certificar que todo está en calma: el custodio  duerme apoltronado. Entra, cierra con delicadeza la puerta, camina hasta el habitáculo del vigilante, cauto investiga: lo descubre sentado en un sillón de esterillas, ronca mientras abraza, agatas, un FAL con la culata gastada por el desuso crónico. Recorre el hall, luego el pasillo lateral; en tinieblas se dirige, cauteloso, a su escritorio   (deambula un territorio conocido) entra, prende la luz, en el bufete remueve papeles, corre y descorre la silla principal, camina describiendo círculos innecesarios como afirmando su presencia en territorio propio. Sale, se dirige hasta el baño donde permanece unos minutos, hace correr el agua del inodoro, acciona la canilla del lavatorio y espera: ¡sin novedad! Deja el sanitario. El silencio es total. Camina en puntillas de pie, se detiene ante la puerta de la oficina que corresponde al agregado militar: la del coronel ausente; acciona el picaporte con suavidad, la puerta se abre, entra rápido, ubica el pulsador para encender una luz, cierra la entrada, parado al medio del recinto recorre con la vista, pausado, meticuloso, el habitáculo buscando algo; se aproxima a una biblioteca atiborrada de libros muy bien alineados, inclina la cabeza para leer los lomos, descubre uno, le llama la atención, el más "consumido" que anuncia estrategias, lo abre y hojea buscando no sabe qué, cierra y lo retorna a su lugar. Su mirada sigue indagando aquel mundo militarizado. Se aproxima al escritorio con la mesada vacía de papeles, la rodea hasta arribar al sillón, se sienta, continúa observando desde esa posición todo. Finalmente se anima, mira detenidamente tres cajones a cada costado del pupitre; con pudor descorre una de las gavetas, en su interior una cartuchera de pistola, es de cuero crudo y está vacía, al fondo dos cargadores repletos, cierra el compartimiento; abre el segundo y aparecen, deslumbrantes, un conjunto de galardones con cintas de colores, en el tercero se destaca una pila de pliegos oficiales: decretos con abundantes sellos y firmas diversas. Clausura la inspección en la hilera derecha y levanta la mirada, las paredes divulgan fotografías enmarcadas de paradas militares presididas por el militar en una progresión sucesiva de años y  con los respectivos grados, estos anunciados por charreteras con  sus correspondientes estrellas. Gira el asiento, detiene la vista en el pequeño mástil de madera lustrada con pica de metal que sujeta la Bandera Nacional; al medio de la pared un gran cuadro ecuestre del General José de San Martín. Detiene el recorrido visual y se relaja en la poltrona pensativo. De pronto sacude su conciencia el lugar y la hora en que se encuentra y decide completar la inspección. Ahora dirige su curiosidad en los cajones de la izquierda: descorre el primero, divisa una cantidad importante de tarjetas personales bien alineadas,  agrupadas por abecedario, lo cierra; desciende al segundo, allí descansa lo inesperado: una pila de papeles manuscritos con tintas de colores. Levanta la primera hoja, está escrita con caligrafía prolija,  sucesivamente se entera de cartas personales, otras referidas a protagonistas del ejército  clasificadas por Unidades con datos militares. Agotados los manuscritos y en lo más profundo de la gaveta revela, azorado, un sobre con un título intrigante que anuncia: "PERSONAL". ¡Por fin algo prometedor! Ante el hallazgo la curiosidad se agudiza, el corazón acelera sus latidos, la frente delata  gotas de transpiración, intuye algo inaudito, toma el sobre, lo examina lentamente por sus dos caras ¡Está abierto! Ingresa ceremonioso extrae dos hojas, las desdobla y extiende sobre el pupitre: son manuscritas en tintas negra y roja. Título: "Coroneles seleccionados para el próximo ascenso al generalato". En la primera línea se revela, en letras mayúsculas de imprenta, nombres y apellido, grado y rama castrense, luego de un guion aparece el de una mujer, entre paréntesis la condición que los articula y al final la unidad del ejército a la que está destinado. Concluye cada línea, encerrados en círculos, un número en progresión, ordenados de arriba abajo. En la siguiente hoja aparecen los números anteriores y a continuación una adjetivación (de una sola palabra o de varias) todas se denotan indignas, degradantes y concluyentes para la condición castrense; así hasta completar el listado.

 Por ejemplos:

(1):… (2):… (3):… etc.  Con epítetos descalificarte, suficientes para no ser ascendido.

 Eran aquellas anotaciones los dato "non santos" dedicados a cada uno de los camaradas coroneles aspirantes al generalato próximo, y competidores a la hora de la calificación para la promoción.

Con los años, aquella estrategia plasmada en las dos hojas manuscritas y coloridas, coronada con adjetivos definitivamente "indignos" para los estándares marciales, y dedicados a cada posible competidor, resultó plenamente eficaz. El coronel de la embajada logró el ascenso, no solo a  General de Brigada, luego a los de División y Teniente General como Jefe del Ejército; ante final de su carrera político-militar, plagada de astucias y golpes de estados. Fue, además, el único poseedor del secreto del lugar donde fuera  enterrada, en el exterior del país, Eva Duarte de Perón.  (Embalsamada por el Dr. Pedro Ara -discípulo español del que hizo igual labor con el cuerpo de  Lenin-. Luego en Argentina como profesor de anatomía en el Hospital Clínicas de Córdoba).  La entrega en "Puerta de Hierro" de Evita, que negoció con el General Perón. 

Se trató del secreto mejor guardado. Escondida con el nombre ficticio de María Maggi de Magistris, en una tumba del Cementerio Mayor de Milán. Fue la moneda de cambio para su aspiración final.

-Nuestro personaje culminó su "carrera" llegando a ser:

¡Presidente de la República Argentina!


El gran conspirador

    Manual del Conspirador

    El episodio que nos ocupa -a principios de los 60- es el encuentro iconoclasta de dos líderes en el arte de ascender: Héctor Tizón (1929-2012) y Alejandro Agustín Lanusse Gelly (1918-1996).

    En dos países de Latinoamérica (Argentina y México) con culturas ancestrales semejantes: pueblos originarios, colonizadores, colonizados, mestizajes, idioma, religión, emancipación,  inmigraciones, etcétera, se nos revelan dos personajes: uno  abogado de profesión y escritor de  vocación (galardonado por el mismísimo Fidel Castro en "la Casa de las Américas"); el  otro coronel de caballería: nombrados agregados cultural y militar respectivamente en la  embajada Azteca entre 1958 y 1962.

    El letrado logra su jerarquía diplomática con la colaboración de la familia política: fue el primer ascenso en su ajetreada vida, siendo Presidente Arturo Frondizi. Nació, "inicialmente" (1929) en un ignoto paraje ferroviario de otra Provincia, lugar de origen que fue trocado por un bello pueblito,  portal principialísimo de las luchas emancipadoras: Yala. Letrado que demuestra, desde los primeros pasos, una  extraordinaria destreza en el arte de ascender.

    El coronel de marras pasa desapercibido para la historia que voy a narrar como el máximo conspirador de la tumultuosa vida política de Argentina. A partir del frustrado intento de asonada contribuyó eficazmente a coronar y destronar, vía golpes militares, a ocho presidentes. En el primer frustrado episodio el de 1951 con el grado de teniente  (porrazo de estado patrocinado por Benjamín Menéndez) es juzgado y condenado a cadena perpetua; no obstante, desde esa condición, permanece conspirando. Recupera la libertad -y algunos grados más- en la segunda algarada de 1955, la de septiembre. Es el partícipe principal de los sucesivos golpazos  marciales. 

    Hay que saber que en las revueltas marciales es condición necesaria, para quien pretende la presidencia de la Nación,  ostentar el máximo grado militar: el de general  -necesario para "sujetar" a los de menor jerarquía-. En ese "trabajo" anda -después de participar en los golpes a Perón: Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Ilia, Onganía,  Levingston- (Onganía, general de caballería apodado en la jerga castrense "capicúa", sin haber aprobado la Escuela Superior de Guerra, quien pasado unos años en la presidencia  pretendió eternizar en el poder, al estilo de las monarquías europeas: en esa idea hizo aprontar una carroza  (utilizada en 1910 por la Infanta Isabel de Borbón en los festejos patrios) para asistir a la Exposición de la Sociedad Rural de Palermo, equipada con cochero de galera, dos pajes de librea y cuatro caballos ataviados. En tales circunstancia, nuestro por entonces coronel Lanusse, hizo tronar las ganas de Onganía y repatrió para el reemplazo, a un general ignoto, agregado militar argentino en EE.UU. y coronarlo Presidente. Ahora el novel primer mandatario de facto, sabedor de los andares y aspiraciones de su "padrino" Alejandro Agustín, lo traslada, temporalmente, a la embajada de México, donde ya ejercía el cargo de Agregado Cultural nuestro abogado y escritor. Es quien me narra la increíble historia que sigue: 

    El relato tiene que ver con la curiosa metodología usada por nuestro entonces coronel, para escalar posiciones (chisme que supongo conocer yo solamente). Es el hombre de letras quien me narra, con reserva, esta historia:

    Todo ocurre en la Embajada Argentina de México cuando el agregado militar se ausenta a Buenos Aires por algunos días:  se trata del coronel Alejandro Agustín Lanusse a un paso del ansiado y necesario ascenso a  General de Brigada.



    En horas del amanecer de un domingo solitario, nuestro novelista, con el  pretexto de ordenar papeles en su despacho, deja su vivienda en Cuauhtemoc y contrata un remís para  llegar a la Embajada Argentina. Navega por su mente el deseo de encontrar algo que ronda en su florida imaginación para enriquecer sus novelas fabulosas: Arriba a destino, paga el viaje y desciende. Parado en la vereda cavila un instante, se aproxima al ingreso principal de la delegación diplomática: llave en mano gira suavemente, abre el portal lo suficiente para  meter la cabeza y certificar que todo está en calma: el custodio  duerme apoltronado. Entra, cierra con delicadeza la puerta, camina hasta el habitáculo del vigilante, cauto investiga: lo descubre sentado en un sillón de esterillas, ronca mientras abraza, agatas, un FAL con la culata gastada por el desuso crónico. Recorre el hall, luego el pasillo lateral; en tinieblas se dirige, cauteloso, a su escritorio   (deambula un territorio conocido) entra, prende la luz, en el bufete remueve papeles, corre y descorre la silla principal, camina describiendo círculos innecesarios como afirmando su presencia en territorio propio. Sale, se dirige hasta el baño donde permanece unos minutos, hace correr el agua del inodoro, acciona la canilla del lavatorio y espera: ¡sin novedad! Deja el sanitario. El silencio es total. Camina en puntillas de pie, se detiene ante la puerta de la oficina que corresponde al agregado militar: la del coronel ausente; acciona el picaporte con suavidad, la puerta se abre, entra rápido, ubica el pulsador para encender una luz, cierra la entrada, parado al medio del recinto recorre con la vista, pausado, meticuloso, el habitáculo buscando algo; se aproxima a una biblioteca atiborrada de libros muy bien alineados, inclina la cabeza para leer los lomos, descubre uno, le llama la atención, el más "consumido" que anuncia estrategias, lo abre y hojea buscando no sabe qué, cierra y lo retorna a su lugar. Su mirada sigue indagando aquel mundo militarizado. Se aproxima al escritorio con la mesada vacía de papeles, la rodea hasta arribar al sillón, se sienta, continúa observando desde esa posición todo. Finalmente se anima, mira detenidamente tres cajones a cada costado del pupitre; con pudor descorre una de las gavetas, en su interior una cartuchera de pistola, es de cuero crudo y está vacía, al fondo dos cargadores repletos, cierra el compartimiento; abre el segundo y aparecen, deslumbrantes, un conjunto de galardones con cintas de colores, en el tercero se destaca una pila de pliegos oficiales: decretos con abundantes sellos y firmas diversas. Clausura la inspección en la hilera derecha y levanta la mirada, las paredes divulgan fotografías enmarcadas de paradas militares presididas por el militar en una progresión sucesiva de años y  con los respectivos grados, estos anunciados por charreteras con  sus correspondientes estrellas. Gira el asiento, detiene la vista en el pequeño mástil de madera lustrada con pica de metal que sujeta la Bandera Nacional; al medio de la pared un gran cuadro ecuestre del General José de San Martín. Detiene el recorrido visual y se relaja en la poltrona pensativo. De pronto sacude su conciencia el lugar y la hora en que se encuentra y decide completar la inspección. Ahora dirige su curiosidad en los cajones de la izquierda: descorre el primero, divisa una cantidad importante de tarjetas personales bien alineadas,  agrupadas por abecedario, lo cierra; desciende al segundo, allí descansa lo inesperado: una pila de papeles manuscritos con tintas de colores. Levanta la primera hoja, está escrita con caligrafía prolija,  sucesivamente se entera de cartas personales, otras referidas a protagonistas del ejército  clasificadas por Unidades con datos militares. Agotados los manuscritos y en lo más profundo de la gaveta revela, azorado, un sobre con un título intrigante que anuncia: "PERSONAL". ¡Por fin algo prometedor! Ante el hallazgo la curiosidad se agudiza, el corazón acelera sus latidos, la frente delata  gotas de transpiración, intuye algo inaudito, toma el sobre, lo examina lentamente por sus dos caras ¡Está abierto! Ingresa ceremonioso extrae dos hojas, las desdobla y extiende sobre el pupitre: son manuscritas en tintas negra y roja. Título: "Coroneles seleccionados para el próximo ascenso al generalato". En la primera línea se revela, en letras mayúsculas de imprenta, nombres y apellido, grado y rama castrense, luego de un guion aparece el de una mujer, entre paréntesis la condición que los articula y al final la unidad del ejército a la que está destinado. Concluye cada línea, encerrados en círculos, un número en progresión, ordenados de arriba abajo. En la siguiente hoja aparecen los números anteriores y a continuación una adjetivación (de una sola palabra o de varias) todas se denotan indignas, degradantes y concluyentes para la condición castrense; así hasta completar el listado.

     Por ejemplos:

    (1):… (2):… (3):… etc.  Con epítetos descalificartes, suficientes para no ser ascendido.

     Eran aquellas anotaciones los dato "non santos" dedicados a cada uno de los camaradas coroneles aspirantes al generalato próximo, y competidores a la hora de la calificación para la promoción.

    Con los años, aquella estrategia plasmada en las dos hojas manuscritas y coloridas, coronada con adjetivos definitivamente "indignos" para los estándares marciales, y dedicados a cada posible competidor, resultó plenamente eficaz. El coronel de la embajada logró el ascenso, no solo a  General de Brigada, luego a los de División y Teniente General como Jefe del Ejército; ante final de su carrera político-militar, plagada de astucias y golpes de estados. Fue, además, el único poseedor del secreto del lugar donde fuera  enterrada en el exterior del país Eva Duarte de Perón.  (Embalsamada por el Dr. Pedro Ara -discípulo español del que hizo igual labor con el cuerpo de  Lenin-. Luego en Argentina como profesor de anatomía en el Hospital Clínicas de Córdoba). Secreto  y entrega en "Puerta de Hierro" de Evita, que negoció con el General Perón. Se trató del secreto mejor guardado: Escondida con el nombre ficticio de María Maggi de Magistris en una tumba del Cementerio Mayor de Milán. Fue la moneda de cambio para su aspiración final.

    -Nuestro personaje culminó su "carrera" llegando a ser:

¡Presidente de la República Argentina!


 

                                          Noches

 

 

 

¿Cómo fue cuando increparon tus deseos?

Tiempos, dudas, preceptos; aristas inciertas.

Ya en otoño y con los frutos por fin conoces

con desazón lo que rondas y hoy germinan.

 

Fue ese mundo el indagado en tus sombras.

Lo haces igual al océano que cubre solitario, 

en el horizonte impiadoso, el cielo en llamas.

Es entonces cuando el ave adivina su nido.

 

¿Y la pequeña casa celada, como alucinada?

-es donde explotan en ecos batientes fuertes-

dulce, cálido, suave, tierno espacio hechizado

el que da refugio vehemente a las pasiones.

                             

Intricada en esa quebrada,  hoy impetuosa,

estrellas alucinan, imbatibles en tus noches.

 

 

          

 Brisas

 

Es tu boca, con los ojos y tus manos,

son las brisas de las noches en silencio,

cuando entregas con ardor el arco iris.

Rio Grande

 

 

Verdes

 

 

Verdes sauces los del Río Grande.

Tilcara.

 

Litoral de arenas, ternuras que surgen,

consentida ribera de livianos vientos.

Clama tu sauce, todas nuestras pausas,

Tus manos, tus labios y los míos, indagan.

 

Verde salguero, aun es sombra verde.

Verdes: Tardes verdes, verdes ramas,

siempre verdes en los estíos y el sueño.

Cobijan la espera  los verdes perennes.

 

Gemidos del tronco, resisten el viento;

las siestas envuelven, abrigan, ocultan.

La arena mi lecho, las ramas tu techo.

Agrestes riberas, impúdicos los hálitos.

 

Tus ojos profundos, manos muy dóciles

recorren, reclaman amores que brotan;

bríos tempranos que asoman llameantes.

Nacientes reclamos de amores recientes.

 

Verdes sauces, arropan sombras verdes.

Verde existencia, el verde de siempre.

 

Una casilla rodante aguarda a la orilla del río,

los árboles verdes cobijan la espera.

verano de 1957


( Verano de 1957)

Procusto

 

                                               "El Lecho de Procusto"

           Cap. IV

“La Vida es Bella”  Vs. “Un presente griego”

 

(“El Varón Castrado”)

 

 

 

Si una mujer (1) (inspirada en Damballah–Wedò: “Señor de los tesoros” de la religión  Haitiana) con intenciones pecuniarias, hace una denuncia falsa afirmando que su marido (2) es un fanático violento, el Juez (3) le decreta la “perimetral” –sin investigación ni prueba alguna-. ¿Que implica dicha categorización?:

1º) Perimetral: El alejamiento  a una distancia no menor a los trecientos metros de la vivienda edificada por él para la familia hacen 30 años y donde creó, en un primer piso, un lugar esencial de estudios e investigaciones con una profusa biblioteca: “su zona íntima, creativa.”(4)

2º) Perimetral: Prohibición en un complejo de locales -bien propio y administrado por el calumniado- (5) . Allí, la acusadora, ocupa una parte arbitrariamente, negándose a retirarse. (6)

3º) Perimetral: Como en cualquier otro lugar del mundo donde se encuentre ella.

4º) Se obliga al “reo”, cuando recibe la primera notificación, a retirarse de inmediato en forma incuestionable de su hogar y con lo puesto, rapidito, mientras vigila un policía. ¡Lo dice la Ley!

5º) Se trabó embargo sobre  sus ingresos (salvándose  la magra jubilación). Trataron de embargar el complejo, cuestión, esta última, a que no hizo lugar la Juez. (7)

(En una ocasión y con el mandato judicial pertinente la Sra. se negó a dejar pasar al oficial de justicia para retirar las pertenencias del expulsado. La justicia no hizo nada ante semejante desobediencia).

(“Sin derecho al pataleo”)

 

Fue sometido a dos psicodiagnósticos ordenado por la jueza; un tercero, con una junta, fue solicitado por el mismo acusado; además, un cuarto realizado por iniciativa del “violento” en consultorio particular con una  reconocida profesional, estudio que incorporó al expediente del juicio. ¡Ninguno de los informes revelan características de violencia!

 

Pasados tres largos años, el “malhechor”, luego de leer “El hombre en busca de sentido” del gran psiquiatra Viktor Frankl, quien en época del nazismo,  por ser judío, fue apresado y trasladado a campos de concentración. Al llegar a la estación de  Auschwitz fue “desvestido” física y psíquicamente, cambiando su identidad por un numero tatuado en el brazo (¿Como el Nº de expediente en la Justicia nuestra?). Es así que el “reo” se vio impelido –recordando su travesía por la  Antropología con Lèvi Strauss y las lecturas de “Mitologías” y “Pensamiento Salvaje”- ­a busca alivio a perversos infortunios terrenos. Cansado ya de lo ritual decorativo que acontece desde el bautizo, acude a su memoria el transcendental sincretismo afroamericano de la religión Vudú con fuerzas vitales y  el ritmo musical de los tambores. Invoca al intercesor “Loas”: el “Dios que abre las barreras”, para que se haga justicia y por fin poder ingresar al “bien propio” -su lugar de laburo- el que construyo e inauguró hacen más de 30 años. Una parte  de ese lugar es el que invade indebido la mujer y desde donde proclama injurias, amenazas y denuncias en contra de su ex marido; edificio que, por más de tres primaveras, fue abandonado a su suerte por ausencia –obligada- de su dueño y administrador. (¡¡La perimetral!!). 

(“Dineros del sacristán, cantando se vienen y cantando se van”)

____________

 

¡¡Y las apelaciones dieron resultado!!: Suena el teléfono celular, es una llamada del letrado.

-Hola.

-Hola doctor. –Contesta.

-¡Tiene que venir YA al juzgado! Es por la perimetral.

-¡¡Buenísimo, Voy!! 

(“El parto de los montes”)

 

____________

 

Desde el departamento que alquila hasta Tribunales tarda, en automóvil, media hora. Necesariamente pasa por la zona del Complejo Comercial que edificó antes de casarse y lo administraba. Desde la sentencia de alejamiento forzoso tiene que hacerlo por  calles equidistantes de su hogar y el lugar de trabajo. El Juzgado,  ante la delirante denuncia de que el individuo es peligroso en cuestión de terror de género --varón contra mujer, como está instalado en la sociedad, fogueado por la realidad de la locura masculina; desconociendo las estadísticas: una mujer perversa por tres o cuatro hombres de igual calaña--(a) le impuso la  “perimetral”. Como se dijo: por un lado, el no acercamiento a la casa familiar que construyó él sobre un terreno de ella;  por el otro, al citado Centro Comercial (un bien propio antes del casamiento) por ser  este el lugar donde ella ocupa en forma ilegal y gratuita los mejores locales.

(“Gozando de la fresca viruta”)

 

Finalmente, no puede acercarse a cualquier lugar del mundo donde ella pudiera estar. En consecuencias el denunciado, desde hacen años, no se  puede aproximar al territorio de su propiedad ni a la vivienda. Debe fisgonear antes de entrar a cualquier parte: no vaya a ser que esté la Sra.

(“Más vale rodear que mal pasar”)

 

        ¡Nunca presentaron prueba alguna de las atrocidades que le endilgan periódicamente en sede policial y judicial! (admitido por la Ley): solo imputaciones falsas. No obstante el castigo debe cumplirse so pena de ir a un calabozo por desobediencia.

¡Siempre, con el temor del encuentro accidental!

(“Al peligro, con tiento, y al remedio, con tiempo”)

 

Ya en sede judicial ingresa esquivando un enjambre de abogados, mujeres con niños y ancianos hasta llegar a la mesa de entradas del Juzgado. (Implora a “Ogùm, Señor de las tormentas”). En diez minutos llega a sus manos el escrito que tanto  anheló; el pliego es leído y releído. Siente un enorme alivio. Una brisa celestial absolutoria depura la mañana. Ocurre luego de largos años del inicio de la primera cruzada; en este caso para reconquistar su espacio.

(“La mar en coche”)

 

Toda esta historia fue prolijamente pergeñada por un inhumano  equipo compuesto por: la Sra.(1) y una letrada  sin parámetros éticos ni morales (8) (“Ser unas Arpías”) y otras más: ¿la defensora? (9), dos psiquiatras (10), dos psicólogas (11), familiares (12) y la empleada encargada fiel (13)  (“Juntarse el hambre con las ganas de comer”).

(“El dinero no tiene olor”)

 

 (¡¡Familiares muy cercana de la querellante (14) y dos amigas (15) propuestas como testigos por la señora, no asistieron a ninguna de las audiencias para legitimar  en contra del esposo!!)  

(“NO vender el alma al diablo”)

 

Según la interpretación de un equipo consultado y  dedicado a violencia de género (16) , llegó a un veredicto: “El móvil de la inculpación puede ser la declaración de “insania” del denunciado  para quedarse, de este modo, con la totalidad de bienes: los propios y gananciales”. El apremiante consejo del equipo fue: “Pedí mañana mismo el divorcio…”

(“Manos duchas comen truchas”)

 

        Según la internacionalmente famosa especialista francesa en este tema: Mary France Hirigoyen: (b) se trata del “acoso psicológico”; minuciosamente preparado por la abogada, su clienta y las otras señoras: ¡un pillaje! 

(“Aunque las monas se vistan de seda, monas se quedan”)

                             ____________

 

-¿Quiere decir que ya puedo ingresar a mi trabajo? –Pregunta. 

-Exactamente. –Afirma el letrado.

-¿Seguro?

-Sí.

-Pero hoy no. Tienen que notificar a la otra parte. ¿Mañana entonces? –razona.

-Sí. Mejor. 

-Gracias.

-Después me cuentas…

-Claro… ¡Aleluyaaa…!  -Sale disparado del enorme edificio judicial. 

(Con las glorias se olvidan las memorias”)

 

A las dos de la mañana, enredado en las sábanas de la cama, sigue despierto imaginando lo que acontecería en el debut. Se despierta, luego de darse un baño, vestirse y desayunar, saca el automóvil del cobertizo; parte  hasta empalmar con una avenida; recorre a continuación otra, la que tenía vedada. Estaciona en la parte trasera del Complejo, sobre la otra calle, por si acaso… ¡¡Entra!! 

 

 (“La suerte está echada”) 

 

Al ingresar observa aquello que supo edificar con  esfuerzo: la edificación, los techos inclinados, el piso rustico, las vidrieras, los faroles, el cantero central, las grandes macetas, todo, hasta el último detalle. Al llegar a su oficina siente una alegría reprimida: es el lugar donde trabajó muchas décadas, hasta el día que lo mudaron a la condición de “convicto”.  Abre la puerta con la llave de entonces y funciona bien, todo está como era en aquel tiempo: advierte que el bolígrafo de color rojo permanece  encima del escritorio, la silla corrida como en las retiradas; imbuido de una paz  infinita se sienta, en silencio recorre lugares y recuerdos; descubre algunas telas de arañas, una delgada capa de polvo  celebra la ausencia. 

(“A buen callar llaman Sancho”)

 

Antes de que le hicieran la denuncia es sometido a provocaciones: siempre en voz baja la Sra. pronuncia agravios varios buscando respuestas violentas y que lleguen a los oídos de la empleada (17), también micrófono oculto,  filmadora, controles de desplazamientos, pinchaduras telefónicas, batidores y hasta una misteriosa toma fotográfica al automóvil estacionado donde vive por parte de una mujer, hecho que presenció y les comunicó el vecino (18). Como corolario, y a consecuencia del extraño evento fotográfico ocurrieron, pocos días después en otra ciudad, dos consecutivos  destrozos del vehículo con la “desaparición” de todos los documentos y las escrituras originales destinadas al juicio: Patoterismo variopinto, pillaje generalAsociación ilícita: ¡¿Demolición psicológica?! (Los acontecimientos fueron denunciados en la seccional policial correspondiente).  

(“No hay enemigo pequeño”)

 

 

Camina el pasillo de su Complejo, recorre con la mirada los locales, re descubre a los inquilinos; llueven saludos solidarios… Están todos los que eran años atrás.

(Obras son amores, y no buenas razones)

 

La novedad: Operarios en el centro de la callejuela trabajan un pequeño tramo de canaleta (19).

-Hola. –Saluda a los obreros.

-Buen día.  –Responde el Jefe.

-¿Quién te pidió que vinieras? ¿Qué estás haciendo?

-Me llamaron para este trabajo…

-Está bien. Pero… ¿Quién te dijo que lo hicieras?

-La señora…

Queda pensativo… Es un trabajo de mantenimiento que le incumbe a él como administrador.

-Esto me corresponde. Soy yo el responsable. ¿Cuánto cuesta tu trabajo?

-Doce mil pesos.

-De acuerdo, mañana te pago.

-Bueno.

Al otro día, con el dinero en el bolsillo, se reencuentra con el operario jefe.

-Tengo el dinero para pagarte.

-No puedo recibirlo. La señora me prohibió que lo acepte.

Le desconcierta la respuesta. Piensa…

-De acuerdo, pero detené el trabajo hasta que averigüe.

-Sí.

 

Y el trabajador se dirige a los ayudantes ordenando que interrumpan las tareas; luego habla con un celular. Mientras se comunica el operario, el dueño se retira hasta la oficina y consulta por teléfono con su letrado, quien aconseja que si lo que arreglan corresponde a los locales ocupados por la señora, permita que sigan con la tarea y evitar pretextos para generar violencias.

-Está bien, puedes continuar –le dice al jefe del grupo- aunque esto me corresponde a mí.  Además necesito que me completes el trabajo en el resto, todo por mi cuenta, soy yo el dueño.

-Si. Como usted diga. 

(La que de ajeno se viste, en la calle la desnudan”)

  

Regresa hasta su vehículo, para ubicarlo en la avenida, frente al edificio. Arranca y avanza en forma lenta. Le llama la atención un patrullero que divisa por el espejo retrovisor: acelera, acelera el patrullero; frena, frena... ¿Persecución? En la vereda derecha, unos metros más adelante, dos agentes de a pie  no le sacan la mirada de encima. Para el automóvil, baja el vidrio, abre la puerta, espera que se  aproximen los uniformados.

-Hola. –Saluda a los dos funcionarios y advierte confusión entre los policías. ¿Quién los llamó? ¿Esperaban que salga huyendo? Silencio total… Finalmente se animan:

-Buen… Buen día...

-¿Necesitan algo? –Les pregunta.

-No. No… Nada… –Continúan ahora totalmente desorientados.

-¡Como los veo que me siguen con la mirada, y además un patrullero viene por detrás…!!

-No… No… No pasa nada. –Concluye el de mayor graduación. Sube al automóvil y continua su trayectoria más tranquilo.

(“No por el huevo, sino por el fuero”)

 

Iniciar un recorrido de reconocimiento por el barrio y para enfrente de la comisaria, efectivamente no pasa nada. Gira en la esquina y termina estacionando al frente del Complejo, baja y se dirige a uno de los locales. Allí está el inquilino que le dio una mano durante su eclipse. Transcurrió con él un buen rato enterándose de lo acontecido en tanto tiempo. Al salir de la oficina; ante su sorpresa, ahora se encuentra con cuatro policías en la puerta, dos son mujeres, una de ellas lo interroga:

-Usted es…

-Si yo soy. ¿Necesitan algo?

-Tiene que acompañarnos a la Seccional.

-¿Qué pasa?

-Usted no puede estar aquí. Debe acompañarnos. Es una orden.

En la entrada del Complejo divisa un enjambre vigilante que mira lo que acontece, ahora también aparece el patrullero. Aquello rayaba en lo desopilante: ¿mil policías contra un despistado ciudadano que no acierta a entender para quien era aquel avispero color azul. 

(“Se armó la gorda”)

 

Silencio… Piensa… Mira a la concurrencia. Abre el portafolio y extrae la orden libertaria del juzgado, la que autoriza su ingreso al Complejo, se lo extiende a una de las uniformadas; quien lee y vuelve a leer la notificación, el gesto cambia, oscila entre severo marcial a blando maternal; pasa la cédula al resto del equipo, el pliego va y vuelve entre ellos; opera un desorden. La que ordenó que se entregara permanece  inmóvil.

(Aquello le recordó el episodio bíblico de la esposa de Lot, Edith, cuando quedo dura, convertida en sal).

 

¡¡Desconcierto, irresolución, perplejidad!!

El propio “liberado” resuelve poner orden:

-No hay problema señora agente, vamos ya a la comisaría. Ahora yo que quiere ir. –Les comunica. ¡Se siente esclarecido! Invita a uno de ellos a trasladarse en su vehículo. Luego de un cenáculo policial en la vereda, el patrullero desaparece.

En las dependencias de la Seccional lo hacen pasar a una habitación de la derecha. Un policía está detrás del  escritorio; le pide que se siente, no habla al principio y se muestra como distraído.

Finalmente rompe el silencio:

-Yo también tuve dos divorcios. –Comenta despreocupado mirando de reojo.

Ahora el preocupado es el visitante: “¿Cómo sabía este señor que cargo con dos separaciones? ¿Me tira la lengua? ¿Es un semblanteador? ¿Qué pretende?” –Piensa.  Finalmente se decide a contar el entuerto:

-¿Usted conoce al periodista y psicólogo que escribe una columna en el diario…? –Le pregunta al policía.

-Sí. –Responde.

-¿Y al abogado penalista que trabaja con el…?

-Sí.

-Bueno. Le cuento: hacen tres años, cuando recibí la primera notificación que me obligaba a salir de mi hogar y como no entendía nada de nada, fui a ver al psicólogo y periodista…; él dirige un equipo de abogados y licenciados que trabajan el tema de violencia de género (16). Luego de leer la cédula que recibí en mí casa conminándome al abandono, me pidió que se la deje y regrese al otro día. Así cumplí. Cuando llegué, al día siguiente, repasó detenidamente en voz alta la acusación.  Luego de algunos comentarios concluyó: “Tienes que pedir mañana mismo el divorcio” (“Boda y mortaja del cielo bajan”). Podría ocurrir que pretendan declararte insano; esto haría para quedarse con la administración de todos los bienes: propios y gananciales; luego te buscarían un lugar para que vivas. Una extrañación”.

(“Si buen consejo tomara, otro gallo le cantara”)

 

“Es conveniente que, mañana mismo, gestiones el divorcio. Para eso puedes ver al abogado…” 

(“Metele que son pasteles”)

 

Terminado su relato espera que diga algo el policía. Callado permanece en el escritorio mirando la pared,  pensativo… El silencio se impuso. De pronto entra una oficial que le entrega, en mano, un manuscrito de una carilla que lee en silencio. El visitante pide ver la comunicación; “no está permitido hacerlo” responde.

-¿Sabe quiénes están en la habitación de la izquierda? –Se confiesa el funcionario.

-¿Quién?

-La señora, viene del Complejo.

-¡¡Nooo…!! ¡No me diga! ¿Estaba en los locales? ¡¡Y por la mañana no puede!! ¿Y qué hace aquí?

-Bueno, ahora lo denuncia porque no cumplió con la perimetral, quiere que lo arresten. –Silencio… Y continúa: -Ella viene con frecuencia a exponer contra usted.

¡Los prodigios invaden la mente del “reo”. ¡¡¡Otra mentira!!!   

(“La mano de Dios”)

 

-¡No puedo creer! –Exclama el inculpado.

-No hace caso a la autorización que dio ayer el  Juez para que usted sí pueda ingresar por las mañanas y ella no.

-¡¡BUENÍSIMO!! Incurre en “desobediencia judicial”, tiene prohibido concurrir por las mañanas! Hoy es sábado y son las once y media. ¡¡No cumple la orden del Juez!!     

(“La letra con sangre entra”)

 

La despedida fue hasta cordial, solo falto el beso de cortesía. Con cien quilos de menos, salió solo, sin custodia.

(“Poner los pies en Polvorosa”)

 

Se dirigió nuevamente al Complejo. Al ingresar lo llama uno de los inquilinos:

-Por favor, venga. Entremos al estudio.

-Sí, Como no. ¿Qué pasa?

-Cuando usted llego y fue para atrás, salió la Sra. y en la vereda comenzó a vociferar en forma violenta un montón de cosas, uno de los tantos gritos, y que me llamo la atención, fue: “¡Aquí no entra nadie…!” ¡Estaba desorbitada! No sé a qué se refería. Después llamó por celular y apareció el patrullero policial con un montón de agentes. Lo buscaban a usted. 

(“Ponerse como una basilisca”)

 

-No se haga problema, fui a la seccional y todo está solucionado. Tranquilícese, ya terminó.  Fui para explicar. Es la estrategia de la otra parte: provocar y provocar…

-¡Si…!

-Nos veremos a diario por las mañanas.

-Me quedo tranquilo…

(Decíamos ayer…)

 

A pocos días y sin invocación alguna, recibió una bendición: el invalorable apoyo de una ex juez: la bien recordada primera esposa.

(Suenan tambores Vudú invocando al Gran Bua)

 

____________

 

“Les gens que vous tuez se portent assez bien”.

(Aquellos que usted mata andan bastante bien. –Acto VI, escena II. “Le Menteur”-)

 

(“Dios no juega a los dados”- Einstein -)

 

(“Renacer de las cenizas” - Ave Fénix -)

 

 

    Pasados diez años de perimetral, incomunicación, carencias, perdida de objetos personales, biblioteca, etc. (2015 -- 2024 = 10 años) la acusadora se presentó (a instancias de su "abogada") en la seccional policial para manifestar que el denunciado no es violento:   curiosamente muy pocos días después se promulgó la ley por la cual el Juez debe juzgar las denuncias falsas de violencia… (2024 - 2025).

                           "Soplar y sorber no puede ser"


                             "Poner los pies en polvorosa" 

                                       "Hacerse humo"

                         

                                                    _________

     “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”

 

 

 

(a)     Dr. Hugo Marietán (destacado psiquiatra argentino):”archivo” el expediente. Esto ocurre muy acepta como valida las denuncias por poco tiempo antes de una nueva ley que

Según explica en la entrevista con el diario LA NACIÓN (2009): "Hay un tres por ciento de la población con características psicopáticas. Es decir, 1.200.000 personas en la Argentina. La relación es de tres varones por cada mujer. Son 300.000 damas y 900.000 caballeros"...

 

(b)  Dra. Mary France Hirigoyen (la psiquiatra francesa especialista en psicopatías más reconocida en el mundo.):

“Acción mancomunada y táctica de acoso y derribo psicológico que llevan a cabo varios familiares, -entre los que se haya un/una instigador/a perversa narcisista o psicópata socialmente integrado/a-, que, conscientemente, desea neutralizar, eliminar o expulsar a otro familiar. Se produce, entonces, un fenómeno tan antiguo como la historia de la humanidad: El linchamiento de una víctima inocente. Las expresiones chivo expiatorio, cabeza de turco, oveja negra y patito feo  describen y explican efectos y aspectos que hacen más comprensible este devastador fenómeno. Acosar a alguien en  su entorno habitual supone condenar a la víctima a su total desestabilización psicológica, afectiva, económica y social. El resultado puede ser el desarraigo, la marginalidad, la asunción de hábitos auto-destructivos (tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia, etc.) o, frecuentemente, es la causa de que la víctima, que se ve incapaz de recuperar el equilibrio perdido, -a no ser que sea ayudada por terceras personas-, sea empujada al suicidio. En cualquier caso, el daño causado es prácticamente irreparable y, por ello, es considerado un delito penal de gravedad debido a la profunda lesión psico-social que padece la víctima maltratada y estigmatizada.” Esta característica se da más en mujeres contra hombres.

 

____________________________

 

Definición de la Real Academia. 

Mentira:

“Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa.”

Engañar.

“Dar a la mentira apariencia de verdad".

                                    _________

 

           "El lecho de Procusto" “Es una expresión proverbial​ que se refiere a quienes pretenden acomodar siempre la realidad a sus intereses o su visión de las cosas…” _______________

 

         "No asistimos a un momento de mera crisis coyuntural, sino  quizá de verdaderas mutaciones antropológicas y cambios radicales en la civilización. El retorno a las cavernas puede emprenderse también por el camino que prometía alejarnos de ella..."

 

          "La pulsión desatada, en estado puro, sin límites, no requiere de fundamentos ni sigue los desafiadores(as) del lenguaje y la reflexión.

        El actuar violentamente en manada, sin consideración por los otros, manifiesta a la vez identificaciones, asociadas en estos casos a "ideales" grupales de hedonismo, egolatría..."

 

    Antonio Ramón Gutiérrez 

    Escritor y psicólogo.

    “El Tribuno”

      14 de febrero de 2020.-

 

                              “LA VIDA ES bella”

 

 

El Lecho de Procusto

Cap. IV

“La Vida es Bella”  Vs. “Un presente griego”

 

(“El Varón Castrado”)

 

 

 

Si una mujer (1) (inspirada en Damballah–Wedò: “Señor de los tesoros” de la religión  Haitiana) con intenciones pecuniarias, hace una denuncia falsa afirmando que su marido (2) es un fanático violento, el Juez (3) le decreta la “perimetral” –sin investigación ni prueba alguna-. ¿Que implica dicha categorización?:

1º) Perimetral: El alejamiento  a una distancia no menor a los trecientos metros de la vivienda edificada por él para la familia hacen 30 años y donde creó, en un primer piso, un lugar esencial de estudios e investigaciones con una profusa biblioteca: “su zona íntima, creativa.”(4)

2º) Perimetral: Prohibición en un complejo de locales -bien propio y administrado por el calumniado- (5) . Allí, la acusadora, ocupa una parte arbitrariamente, negándose a retirarse. (6)

3º) Perimetral: Como en cualquier otro lugar del mundo donde se encuentre ella.

4º) Se obliga al “reo”, cuando recibe la primera notificación, a retirarse de inmediato en forma incuestionable de su hogar y con lo puesto, rapidito, mientras vigila un policía. ¡Lo dice la Ley!

5º) Se trabó embargo sobre  sus ingresos (salvándose  la magra jubilación). Trataron de embargar el complejo, cuestión, esta última, a que no hizo lugar la Jueza. (7)

(En una ocasión y con el mandato judicial pertinente la Sra. se negó a dejar pasar al oficial de justicia para retirar las pertenencias del expulsado. La justicia no hizo nada ante semejante desobediencia).

(“Sin derecho al pataleo”)

 

Fue sometido a dos psicodiagnósticos ordenado por la jueza; un tercero, con una junta, fue solicitado por el mismo acusado; además, un cuarto realizado por iniciativa del “violento” en consultorio particular con una  reconocida profesional, estudio que incorporó al expediente del juicio. ¡Ninguno de los informes revelan características de violencia!

 

Pasados tres largos años, el “malhechor”, luego de leer “El hombre en busca de sentido” del gran psiquiatra Viktor Frankl, quien en época del nazismo,  por ser judío, fue apresado y trasladado a campos de concentración. Al llegar a la estación de  Auschwitz fue “desvestido” física y psíquicamente, cambiando su identidad por un numero tatuado en el brazo (¿Como el Nº de expediente en la Justicia nuestra?). Es así que el “reo” se vio impelido –recordando su travesía por la  Antropología con Lèvi Strauss y las lecturas de “Mitologías” y “Pensamiento Salvaje”- ­a busca alivio a perversos infortunios terrenos. Cansado ya de lo ritual decorativo que acontece desde el bautizo, acude a su memoria el transcendental sincretismo afroamericano de la religión Vudú con fuerzas vitales y  el ritmo musical de los tambores. Invoca al intercesor “Loas”: el “Dios que abre las barreras”, para que se haga justicia y por fin poder ingresar al “bien propio” -su lugar de laburo- el que construyo e inauguró hacen más de 30 años. Una parte  de ese lugar es el que invade indebido la mujer y desde donde proclama injurias, amenazas y denuncias en contra de su ex marido; edificio que, por más de tres primaveras, fue abandonado a su suerte por ausencia –obligada- de su dueño y administrador. (¡¡La perimetral!!). 

(“Dineros del sacristán, cantando se vienen y cantando se van”)

____________

 

¡¡Y las apelaciones dieron resultado!!: Suena el teléfono celular, es una llamada del letrado.

-Hola.

-Hola doctor. –Contesta.

-¡Tiene que venir YA al juzgado! Es por la perimetral.

-¡¡Buenísimo, Voy!! 

(“El parto de los montes”)

 

____________

 

Desde el departamento que alquila hasta Tribunales tarda, en automóvil, media hora. Necesariamente pasa por la zona del Complejo Comercial que edificó antes de casarse y lo administraba. Desde la sentencia de alejamiento forzoso tiene que hacerlo por  calles equidistantes de su hogar y el lugar de trabajo. El Juzgado,  ante la delirante denuncia de que el individuo es peligroso en cuestión de terror de género --varón contra mujer, como está instalado en la sociedad, fogueado por la realidad de la locura masculina; desconociendo las estadísticas: una mujer perversa por tres o cuatro hombres de igual calaña--(a) le impuso la  “perimetral”. Como se dijo: por un lado, el no acercamiento a la casa familiar que construyó él sobre un terreno de ella;  por el otro, al citado Centro Comercial (un bien propio antes del casamiento) por ser  este el lugar donde ella ocupa en forma ilegal y gratuita los mejores locales.

(“Gozando de la fresca viruta”)

 

Finalmente, no puede acercarse a cualquier lugar del mundo donde ella pudiera estar. En consecuencias el denunciado, desde hacen años, no se  puede aproximar al territorio de su propiedad ni a la vivienda. Debe fisgonear antes de entrar a cualquier parte: no vaya a ser que esté la Sra.

(“Más vale rodear que mal pasar”)

 

        ¡Nunca presentaron prueba alguna de las atrocidades que le endilgan periódicamente en sede policial y judicial! (admitido por la Ley): solo imputaciones falsas. No obstante el castigo debe cumplirse so pena de ir a un calabozo por desobediencia.

¡Siempre, con el temor del encuentro accidental!

(“Al peligro, con tiento, y al remedio, con tiempo”)

 

Ya en sede judicial ingresa esquivando un enjambre de abogados, mujeres con niños y ancianos hasta llegar a la mesa de entradas del Juzgado. (Implora a “Ogùm, Señor de las tormentas”). En diez minutos llega a sus manos el escrito que tanto  anheló; el pliego es leído y releído. Siente un enorme alivio. Una brisa celestial absolutoria depura la mañana. Ocurre luego de largos años del inicio de la primera cruzada; en este caso para reconquistar su espacio.

(“La mar en coche”)

 

Toda esta historia fue prolijamente pergeñada por un inhumano  equipo compuesto por: la Sra.(1) y una letrada  sin parámetros éticos ni morales (8) (“Ser unas Arpías”) y otras más: ¿la defensora? (9), dos psiquiatras (10), dos psicólogas (11), familiares (12) y la empleada encargada fiel (13)  (“Juntarse el hambre con las ganas de comer”).

(“El dinero no tiene olor”)

 

 (¡¡Familiar[AL1] es muy cercana de la querellante (14) y dos amigas (15) propuestas como testigos por la señora, no asistieron a ninguna de las audiencias para legitimar  en contra del esposo!!)  

(“NO vender el alma al diablo”)

 

Según la interpretación de un equipo consultado y  dedicado a violencia de género (16) , llegó a un veredicto: “El móvil de la inculpación puede ser la declaración de “insania” del denunciado  para quedarse, de este modo, con la totalidad de bienes: los propios y gananciales”. El apremiante consejo del equipo fue: “Pedí mañana mismo el divorcio…”

(“Manos duchas comen truchas”)

 

        Según la internacionalmente famosa especialista francesa en este tema: Mary France Hirigoyen: (b) se trata del “acoso psicológico”; minuciosamente preparado por la abogada, su clienta y las otras señoras: ¡un pillaje! 

(“Aunque las monas se vistan de seda, monas se quedan”)

                             ____________

 

-¿Quiere decir que ya puedo ingresar a mi trabajo? –Pregunta. 

-Exactamente. –Afirma el letrado.

-¿Seguro?

-Sí.

-Pero hoy no. Tienen que notificar a la otra parte. ¿Mañana entonces? –razona.

-Sí. Mejor. 

-Gracias.

-Después me cuentas…

-Claro… ¡Aleluyaaa…!  -Sale disparado del enorme edificio judicial. 

(Con las glorias se olvidan las memorias”)

 

A las dos de la mañana, enredado en las sábanas de la cama, sigue despierto imaginando lo que acontecería en el debut. Se despierta, luego de darse un baño, vestirse y desayunar, saca el automóvil del cobertizo; parte  hasta empalmar con una avenida; recorre a continuación otra, la que tenía vedada. Estaciona en la parte trasera del Complejo, sobre la otra calle, por si acaso… ¡¡Entra!! 

 

 (“La suerte está echada”) 

 

Al ingresar observa aquello que supo edificar con  esfuerzo: la edificación, los techos inclinados, el piso rustico, las vidrieras, los faroles, el cantero central, las grandes macetas, todo, hasta el último detalle. Al llegar a su oficina siente una alegría reprimida: es el lugar donde trabajó muchas décadas, hasta el día que lo mudaron a la condición de “convicto”.  Abre la puerta con la llave de entonces y funciona bien, todo está como era en aquel tiempo: advierte que el bolígrafo de color rojo permanece  encima del escritorio, la silla corrida como en las retiradas; imbuido de una paz  infinita se sienta, en silencio recorre lugares y recuerdos; descubre algunas telas de arañas, una delgada capa de polvo  celebra la ausencia. 

(“A buen callar llaman Sancho”)

 

Antes de que le hicieran la denuncia es sometido a provocaciones: siempre en voz baja la Sra. pronuncia agravios varios buscando respuestas violentas y que lleguen a los oídos de la empleada (17), también micrófono oculto,  filmadora, controles de desplazamientos, pinchaduras telefónicas, batidores y hasta una misteriosa toma fotográfica al automóvil estacionado donde vive por parte de una mujer, hecho que presenció y les comunicó el vecino (18). Como corolario, y a consecuencia del extraño evento fotográfico ocurrieron, pocos días después en otra ciudad, dos consecutivos  destrozos del vehículo con la “desaparición” de todos los documentos y las escrituras originales destinadas al juicio: Patoterismo variopinto, pillaje generalAsociación ilícita: ¡¿Demolición psicológica?! (Los acontecimientos fueron denunciados en la seccional policial correspondiente).  

(“No hay enemigo pequeño”)

 

 

Camina el pasillo de su Complejo, recorre con la mirada los locales, redescubre a los inquilinos; llueven saludos solidarios… Están todos los que eran años atrás.

(Obras son amores, y no buenas razones)

 

La novedad: Operarios en el centro de la callejuela trabajan un pequeño tramo de canaleta (19).

-Hola. –Saluda a los obreros.

-Buen día.  –Responde el Jefe.

-¿Quién te pidió que vinieras? ¿Qué estás haciendo?

-Me llamaron para este trabajo…

-Está bien. Pero… ¿Quién te dijo que lo hicieras?

-La señora…

Queda pensativo… Es un trabajo de mantenimiento que le incumbe a él como administrador.

-Esto me corresponde. Soy yo el responsable. ¿Cuánto cuesta tu trabajo?

-Doce mil pesos.

-De acuerdo, mañana te pago.

-Bueno.

Al otro día, con el dinero en el bolsillo, se reencuentra con el operario jefe.

-Tengo el dinero para pagarte.

-No puedo recibirlo. La señora me prohibió que lo acepte.

Le desconcierta la respuesta. Piensa…

-De acuerdo, pero detené el trabajo hasta que averigüe.

-Sí.

 

Y el trabajador se dirige a los ayudantes ordenando que interrumpan las tareas; luego habla con un celular. Mientras se comunica el operario, el dueño se retira hasta la oficina y consulta por teléfono con su letrado, quien aconseja que si lo que arreglan corresponde a los locales ocupados por la señora, permita que sigan con la tarea y evitar pretextos para generar violencias.

-Está bien, puedes continuar –le dice al jefe del grupo- aunque esto me corresponde a mí.  Además necesito que me completes el trabajo en el resto, todo por mi cuenta, soy yo el dueño.

-Si. Como usted diga. 

(La que de ajeno se viste, en la calle la desnudan”)

  

Regresa hasta su vehículo, para ubicarlo en la avenida, frente al edificio. Arranca y avanza en forma lenta. Le llama la atención un patrullero que divisa por el espejo retrovisor: acelera, acelera el patrullero; frena, frena... ¿Persecución? En la vereda derecha, unos metros más adelante, dos agentes de a pie  no le sacan la mirada de encima. Para el automóvil, baja el vidrio, abre la puerta, espera que se  aproximen los uniformados.

-Hola. –Saluda a los dos funcionarios y advierte confusión entre los policías. ¿Quién los llamó? ¿Esperaban que salga huyendo? Silencio total… Finalmente se animan:

-Buen… Buen día...

-¿Necesitan algo? –Les pregunta.

-No. No… Nada… –Continúan ahora totalmente desorientados.

-¡Como los veo que me siguen con la mirada, y además un patrullero viene por detrás…!!

-No… No… No pasa nada. –Concluye el de mayor graduación. Sube al automóvil y continua su trayectoria más tranquilo.

(“No por el huevo, sino por el fuero”)

 

Iniciar un recorrido de reconocimiento por el barrio y para enfrente de la comisaria, efectivamente no pasa nada. Gira en la esquina y termina estacionando al frente del Complejo, baja y se dirige a uno de los locales. Allí está el inquilino que le dio una mano durante su eclipse. Transcurrió con él un buen rato enterándose de lo acontecido en tanto tiempo. Al salir de la oficina; ante su sorpresa, ahora se encuentra con cuatro policías en la puerta, dos son mujeres, una de ellas lo interroga:

-Usted es…

-Si yo soy. ¿Necesitan algo?

-Tiene que acompañarnos a la Seccional.

-¿Qué pasa?

-Usted no puede estar aquí. Debe acompañarnos. Es una orden.

En la entrada del Complejo divisa un enjambre vigilante que mira lo que acontece, ahora también aparece el patrullero. Aquello rayaba en lo desopilante: ¿mil policías contra un despistado ciudadano que no acierta a entender para quien era aquel avispero color azul. 

(“Se armó la gorda”)

 

Silencio… Piensa… Mira a la concurrencia. Abre el portafolio y extrae la orden libertaria del juzgado, la que autoriza su ingreso al Complejo, se lo extiende a una de las uniformadas; quien lee y vuelve a leer la notificación, el gesto cambia, oscila entre severo marcial a blando maternal; pasa la cédula al resto del equipo, el pliego va y vuelve entre ellos; opera una desorganización. La que ordenó que se entregara permanece  inmóvil.

(Aquello le recordó el episodio bíblico de la esposa de Lot, Edith, cuando quedo dura, convertida en sal).

 

¡¡Desconcierto, irresolución, perplejidad!!

El propio “liberado” resuelve poner orden:

-No hay problema señora agente, vamos ya a la comisaría. Ahora yo que quiere ir. –Les comunica. ¡Se siente esclarecido! Invita a uno de ellos a trasladarse en su vehículo. Luego de un cenáculo policial en la vereda, el patrullero desaparece.

En las dependencias de la Seccional lo hacen pasar a una habitación de la derecha. Un policía está detrás del  escritorio; le pide que se siente, no habla al principio y se muestra como distraído.

Finalmente rompe el silencio:

-Yo también tuve dos divorcios. –Comenta despreocupado mirando de reojo.

Ahora el preocupado es el visitante: “¿Cómo sabía este señor que cargo con dos separaciones? ¿Me tira la lengua? ¿Es un semblanteador? ¿Qué pretende?” –Piensa.  Finalmente se decide a contar el entuerto:

-¿Usted conoce al periodista y sicólogo que escribe una columna en el diario…? –Le pregunta al policía.

-Sí. –Responde.

-¿Y al abogado penalista que trabaja con el…?

-Sí.

-Bueno. Le cuento: hacen tres años, cuando recibí la primera notificación que me obligaba a salir de mi hogar y como no entendía nada de nada, fui a ver al psicólogo y periodista…; él dirige un equipo de abogados y licenciados que trabajan el tema de violencia de género (16). Luego de leer la cédula que recibí en mí casa conminándome al abandono, me pidió que se la deje y regrese al otro día. Así cumplí. Cuando llegué, al día siguiente, repasó detenidamente en voz alta la acusación.  Luego de algunos comentarios concluyó: “Tienes que pedir mañana mismo el divorcio” (“Boda y mortaja del cielo bajan”). Podría ocurrir que pretendan declararte insano; esto haría para quedarse con la administración de todos los bienes: propios y gananciales; luego te buscarían un lugar para que vivas. Una extrañación”.

(“Si buen consejo tomara, otro gallo le cantara”)

 

“Es conveniente que, mañana mismo, gestiones el divorcio. Para eso puedes ver al abogado…” 

(“Metele que son pasteles”)

 

Terminado su relato espera que diga algo el policía. Callado permanece en el escritorio mirando la pared,  pensativo… El silencio se impuso. De pronto entra una oficial que le entrega, en mano, un manuscrito de una carilla que lee en silencio. El visitante pide ver la comunicación; “no está permitido hacerlo” responde.

-¿Sabe quiénes están en la habitación de la izquierda? –Se confiesa el funcionario.

-¿Quién?

-La señora, viene del Complejo.

-¡¡Nooo…!! ¡No me diga! ¿Estaba en los locales? ¡¡Y por la mañana no puede!! ¿Y qué hace aquí?

-Bueno, ahora lo denuncia porque no cumplió con la perimetral, quiere que lo arresten. –Silencio… Y continúa: -Ella viene con frecuencia a exponer contra usted.

¡Los prodigios invaden la mente del “reo”. ¡¡¡Otra mentira!!!   

(“La mano de Dios”)

 

-¡No puedo creer! –Exclama el inculpado.

-No hace caso a la autorización que dio ayer el  Juez para que usted sí pueda ingresar por las mañanas y ella no.

-¡¡BUENÍSIMO!! Incurre en “desobediencia judicial”, tiene prohibido concurrir por las mañanas! Hoy es sábado y son las once y media. ¡¡No cumple la orden del Juez!!     

(“La letra con sangre entra”)

 

La despedida fue hasta cordial, solo falto el beso de cortesía. Con cien quilos de menos, salió solo, sin custodia.

(“Poner los pies en Polvorosa”)

 

Se dirigió nuevamente al Complejo. Al ingresar lo llama uno de los inquilinos:

-Por favor, venga. Entremos al estudio.

-Sí, Como no. ¿Qué pasa?

-Cuando usted llego y fue para atrás, salió la Sra. y en la vereda comenzó a vociferar en forma violenta un montón de cosas, uno de los tantos gritos, y que me llamo la atención, fue: “¡Aquí no entra nadie…!” ¡Estaba desorbitada! No sé a qué se refería. Después llamó por celular y apareció el patrullero policial con un montón de agentes. Lo buscaban a usted. 

(“Ponerse como una basilisca”)

 

-No se haga problema, fui a la seccional y todo está solucionado. Tranquilícese, ya terminó.  Fui para explicar. Es la estrategia de la otra parte: provocar y provocar…

-¡Si…!

-Nos veremos a diario por las mañanas.

-Me quedo tranquilo…

(Decíamos ayer…)

 

Pasados pocos días y sin invocación alguna, recibió una bendición: el invalorable apoyo de un ex jueza: la bien recordada primera esposa.

(Suenan tambores Vudú invocando al Gran Bua)

 

____________

 

“Les gens que vous tuez se portent assez bien”.

(Aquellos que usted mata andan bastante bien. –Acto VI, escena II. “Le Menteur”-)

 

(“Dios no juega a los dados”- Einstein -)

 

(“Renacer de las cenizas”- Ave Fénix

 

 

    Pasados nueve años de perimetral, la acusadora se presentó en la seccional policial para manifestar que el demandado no es  violento: esto ocurre, curiosamente, pocos días antes de que se promulgue la ley por la cual el Juez debe investigar las denuncias falsas de violencia… (finales de 2023).

                          "Soplar y sorber no puede ser"

 

“Ladran Sancho, señal que cabalgamos”

 

 

 

(a)     Dr. Hugo Marietán (destacado psiquiatra argentino):”archivo” el expediente. Esto ocurre muy acepta como valida las denuncias por poco tiempo antes de una nueva ley que

Según explica en la entrevista con el diario LA NACIÓN (2009): "Hay un tres por ciento de la población con características psicopáticas. Es decir, 1.200.000 personas en la Argentina. La relación es de tres varones por cada mujer. Son 300.000 damas y 900.000 caballeros"...

 

(b)  Dra. Mary France Hirigoyen (la psiquiatra francesa especialista en psicopatías más reconocida en el mundo.):

“Acción mancomunada y táctica de acoso y derribo psicológico que llevan a cabo varios familiares, -entre los que se haya un/una instigador/a perversa narcisista o psicópata socialmente integrado/a-, que, conscientemente, desea neutralizar, eliminar o expulsar a otro familiar. Se produce, entonces, un fenómeno tan antiguo como la historia de la humanidad: El linchamiento de una víctima inocente. Las expresiones chivo expiatorio, cabeza de turco, oveja negra y patito feo  describen y explican efectos y aspectos que hacen más comprensible este devastador fenómeno. Acosar a alguien en  su entorno habitual supone condenar a la víctima a su total desestabilización psicológica, afectiva, económica y social. El resultado puede ser el desarraigo, la marginalidad, la asunción de hábitos auto-destructivos (tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia, etc.) o, frecuentemente, es la causa de que la víctima, que se ve incapaz de recuperar el equilibrio perdido, -a no ser que sea ayudada por terceras personas-, sea empujada al suicidio. En cualquier caso, el daño causado es prácticamente irreparable y, por ello, es considerado un delito penal de gravedad debido a la profunda lesión psico-social que padece la víctima maltratada y estigmatizada.” Esta característica se da más en mujeres contra hombres.

 

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Definición de la Real Academia. 

Mentira:

“Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa.”

Engañar.

“Dar a la mentira apariencia de verdad".

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           "El lecho de Procusto" “Es una expresión proverbial​ que se refiere a quienes pretenden acomodar siempre la realidad a sus intereses o su visión de las cosas…” _______________

 

         "No asistimos a un momento de mera crisis coyuntural, sino  quizá de verdaderas mutaciones antropológicas y cambios radicales en la civilización. El retorno a las cavernas puede emprenderse también por el camino que prometía alejarnos de ella..."

 

          "La pulsión desatada, en estado puro, sin límites, no requiere de fundamentos ni sigue los desafiadores(as) del lenguaje y la reflexión.

        El actuar violentamente en manada, sin consideración por los otros, manifiesta a la vez identificaciones, asociadas en estos casos a "ideales" grupales de hedonismo, egolatría..."

 

    Antonio Ramón Gutiérrez 

    Escritor y psicólogo.

    “El Tribuno”

      14 de febrero de 2020.-

 

                              “LA VIDA ES bella”